jueves, 29 de agosto de 2013

¿Intervengo o no Intervengo?


Curiosidades del Problema Sirio
Estanislao Dávalos

Por primera vez, las organizaciones anti-USA, están en una disyuntiva terrible ante la decisión del gobierno estadounidense, de intervenir o no, militarmente en el problema sirio. 

La posición no deja menos que ser hipócrita, porque en realidad nadie esta de acuerdo con el genocidio que está llevando ese gobierno contra sus ciudadanos. Todo parece indicar, que esta vez si hay pruebas suficientes del uso de armas químicas contra la población civil. Por su parte, las Naciones Unidas a montado una inspección en ese territorio, con el fin de comprobar si ha habido uso de armas de exterminio masivo, como las armas químicas por parte el gobierno sirio. Llama la atención que el gobierno de ese país no hizo ninguna objeción en cuanto a ser inspeccionado. También es significativo que al menos un vehículo de estos inspectores ya ha sido tiroteado.

Desde un silencio apócrifo, Estados Unidos debe suponer que lo humano es intervenir. No siempre se les ha criticado por “intervenir”, también a ocurrido por “no intervenir”. Uno de los casos más recordados es el de Ruanda, cuando en 1994, el gobierno hutu, instó y participó en el exterminio de los tutsi. En esa ocasión, Estados Unidos titubeó y como consecuencia en unos pocos días murieron más de 800 tutsis.

Es de señalar, que el gobierno estadounidense se ha buscado el mismo, estar sujeto a estos sensores de actuación. Como país más poderoso del planeta, ya no tanto, se ha atribuido el derecho histórico de defender sus intereses y sus derechos allende los mares. En la cultura militar, siempre se ha manejado el precepto de que: “la única justificación moral de una nación para atacar a otra, es la prevención real”. Es decir, atacar primero, ante la eminencia de que también va a ser atacada.

La situación es compleja. Hace unos años, el gobierno de Yors Bush atacó a Irak por la misma razón. Se suponía que Saddan Hussein había usado armas químicas contra la población. El Pentágono reconoció después, que nunca estuvo seguro de esas sospechas. Así que se uso una sospecha, y no un hecho comprobado, para ejecutar una acción bélica. Sin embargo, una buena parte de la comunidad internacional está pidiendo ahora que Estados Unidos se lance ya.


Las imagines de cientos de cadáveres de niños son espeluznantes. Movilizan una multitud de sensibilidades, lo mismo de izquierdas que de derechas. Los que callan y solo se dedican a nombrar el crimen, sin las soluciones, desean que USA detenga el genocidio ya, pero les cuesta decirlo, y los que lo dicen, pretenden señalar con el dedo a los otros para decirle: ¡viste lo benigno de que un país como USA se meta en todo!

Por otra parte, USA no quiere equivocarse. Lo del genocidio parece claro, pero las consecuencias políticas para el gran país no lo están tanto. Rusia y China se oponen tajantemente a esa intervención y cualquier sanción contra el gobierno de Damasco, puede que buscando una participación más  protagónica.

La balanza está rebotando de un lado al otro. Todo se resume a como sigue:
  • USA interviene: Gasto de dinero del erario estadounidense, posibilidad de no poder controlar la situación después de terminada la guerra, crítica contra los Estados Unidos.
  • USA no interviene: La matanza continua, pérdida de protagonismo estadounidense, crítica a los Estados Unidos.
Se desprende una máxima de todo esto. “Hagan lo que hagan, serán criticados”. Se lo han buscado. 

miércoles, 21 de agosto de 2013

Clavos en la Cerca


Al niño le encantaba hacer cosas malas. Decirlo de otro modo costaría afirmar, que el niño también era malo, pero no queremos oírlo de esta manera.

Un día se puso a pensar cuan rechazado era por todos en aquel pueblo y fue a pedirle consejos a su abuelo.

- ¿Abuelo que debo hacer? En este pueblo todos me rechazan.
- Te rechazan porque lo que haces no es bueno para ellos.

El niño se puso muy pensativo durante un tiempo. El abuelo guardó también silencio y continuó sacándole lascas  a un pedazo de madera blanca.

- ¿Por que son malas, si yo las encuentro divertidas?

La forma humana iba revelándose en la madera que más tarde llegaría a formar parte de su pequeña tienda de artesanías. Dejó a un lado la cuchilla y la diminuta figura sin terminar. A continuación, miró a su nieto sobre la montura de los espejuelos. Después le dijo:

- No todo lo que es bueno para ti lo es para el resto. Para ser aceptado primero debes empezar a hacer cosas que son buenas para los demás, aunque no lo sean para ti.
- ¿Que debo hacer?- preguntó
- Antes de empezar a hacer nada, primero debes recordar a cada una de las personas a la que le hayas causado dolor o malestar. Por cada una de ellas, clavarás sobre la cerca que rodea nuestra casa, un clavo.

Así paso más de un mes mientras iba recordando e insertando clavos en la cerca. Cuando terminó fue donde su abuelo.

- Abuelo, he recordado a todas la personas que me dijiste y hay un clavo por cada una de ellas. Mira la cerca.

El abuelo, lo miró nuevamente sobre los espejuelos.

- Ahora, debes comenzar a hacer buenas acciones a esas personas y pedirle disculpas. Una vez que te hayan perdonado, retiraras su clavo de la madera.

Esta vez la tarea duró mucho más tiempo. El niño pasó más de un año haciendo buenas acciones y disculpándose. El esfuerzo tuvo su mayor premio cuando el último de los clavos ya no estaba sobre la madera. Por eso corrió a darle la noticia a su abuelo.

- Abuelo ya terminé. Ya no hay clavos en la cerca. Seguramente ahora si seré aceptado.

El abuelo lo tomó del brazo y lo llevó hasta la cerca. Una inmensidad de orificios habían quedado como marcas irreparables sobre la madera. Entonces le miró fijamente a los ojos y le dijo:

 – Podrás curar cada herida que abras en el corazón de la gente, si así lo deseas, pero será parcialmente. Esa cerca no volverá a ser como antes. 

Le tocó la frente y concluyó:

- Lo importante no es pedir perdón, lo importante es no tener que pedirlo.

Adaptación al español de Robert Pedreiturria.

Una de las versiones del cuento popular alemán, "Nageln in den Zaum".

viernes, 2 de agosto de 2013

Aplausos en el Debate de la Nacion Española



Viendo la controversia entre Rajoy y Rubalcaba, sentí la necesidad de escribir sobre una sensación desagradable. 

Deberían estar prohibidos los aplausos en el congreso de los diputados. ¿Por qué digo esto? La intensidad de los aplausos son proporcionales a la cantidad de diputados de cada partido. Eso, en primer lugar, es como un degüello a la opinión del espectador, a la de los españoles. Para mi es absurdo que dentro de un mismo partido haya tanta uniformidad, que todos, como un monolito, apoyen a su representante. Vuelvo a lo mismo. Es como si el diputado se comportara tal cual a un miembro de un club deportivo. Algo así como un aficionado del Barza que no vea las faltas de algún futbolista de su equipo. Es una fidelidad ciega. Una que deja un mal sabor de boca, sobre todo en temas de democracia. Hay cosas que aplauden los diputados del PP, de las que yo no quiero escuchar aplausos y otras de las que aplauden los del PSOE de las que tampoco querría escuchar esos aplausos. Me recuerda a los oradores romanos, a un circo de palabras. Pero lo mismo me pasa con IU y con el PNV. Me parece una falta de civilidad y una falta de respeto hacia mi, el ciudadano. ¿Por que no hay más respeto? Lo útil y lo correcto es hacer el debate, pero sin emitir la información mezclada con los efectos especiales de los aplausos. Si, porque hay veces que un partido insignificante dice algo que me agrada, y no puede, como es lógico, tener ese apoyo especial. Para colmo, soy consciente de que la gente, nosotros, somos casi siempre unos arribistas que no queremos estar con las minorías. Nos seducen las mayorías, el grupo, la intensidad del momento. Nos sentimos arropados en el conjunto y esos aplausos pueden arrastrarnos, incluso alejarnos de nuestros propios criterios. Por eso, estoy considerando seriamente, que deberían suprimirse los aplausos, también los comentarios mientras el orador habla. Me dice un amigo ahora mismo, que eso es porque yo soy muy frio, pero yo digo que la política hay que analizarla con frialdad y dejar a un lado las emociones. Quien se deja arrastrar por las emociones debe ser consciente que en la misma medida en que lo hace, también le da la espalda a la racionalidad.