jueves, 22 de enero de 2015

Di puta antes de que te lo digan

Acabo de terminar un trabajo y antes de empezar el siguiente, me di un saltico por mi Blog; está casi muerto. Sé que tengo 107 seguidores anónimos y unos cuantos visibles. Es interesante ver como se esconden de mi. No son muchos, pero por esa fidelidad les debo respeto y consideración. Se perfectamente que no merezco tal lealtad y no lo digo por modestia; no creo en ella. Lo digo porque no escribo para ustedes; es para mi. Lo que escribo aquí es porque es el único lugar en que no será censurado. Eso sería puro masoquismo. El siguiente articulo es la reflexión de un cubano que hoy está triste, pero va y es solo cansancio. 

La Cuba de hoy

Ese refrán cubanísimo, de uso muy popular en la mayoría de los contextos de la vida cotidiana, no lo conocí en la Isla en que nací. Lo escuché por primera vez en boca de una amiga del exilio. Cuando me lo explicó se sorprendió de que no lo conociera, pero yo le agradezco siempre sus aportaciones culturales, que en una época de mi vida me fueron muy útiles.

Ahora, cuando veo a dirigentes cubanos hablando de «autodeterminación de los pueblos», de «imperialismo»”, de «pobreza», de «desarrollo», termino concluyendo: ¡echo!, eso es como decir puta antes de que te lo digan.


De esta forma encontramos a los voceros de la maravilla cubana, a veces espontáneos, pero casi siempre vinculados a una embajada de la Isla, elevándose en esos mismos cánones de la sociedad perfecta. ¿Perfecta? Si por supuesto, hablamos de esa sociedad en donde todos somos iguales, aunque el presidente Raúl Castro haya dicho en el discurso que pronunció en la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 18 de diciembre de 2010 lo siguiente:

Del pintor subrealista Joan Miró 
… Es necesario cambiar la mentalidad de los cuadros y de todos los compatriotas al encarar el nuevo escenario que comienza a delinearse. Se trata sencillamente de transformar conceptos erróneos e insostenibles acerca del Socialismo, muy enraizados en amplios sectores de la población durante años, como consecuencia del excesivo enfoque paternalista, idealista e igualitarista que instituyó la Revolución en aras de la justicia social…


¡Algo ya se venía cociendo desde el 2010!

Es decir, aunque nunca fuimos tan iguales, como recordaba George Orwell en su magistral novela “La granja de los animales”, ahora se reconocía públicamente que ya no lo éramos, o que no deberíamos serlo. Sin embargo, embaucados en los criterios más rehaceos con que se pretendía construir el socialismo, estos voceros desde fuera de Cuba, no cambian su percepción de la igualdad absoluta entre los seres humanos. Desconocedores y aferrados a un pasado que ni siquiera les pertenece, no pueden entender que con esos mismos criterios, el sueño del igualitarismo fue un pasaje directo a la pesadilla de las diferencias excesivas y la propagación de la pobreza, como si esta fuera una enfermedad de la que los cubanos no podrán escapar jamás. Todo esto en una de las sociedades más ineficientes del pasado siglo y del presente.

Han crecido con el sueño de una Cuba alambicada y heroica, adormecidos en el sigilo de un mundo perfecto donde la educación y la salud era gratuita. Desde luego que no conocen como es en realidad esa salud y esa educación. Ahora se educan sin maestros, con pocos maestros, con maestros televisados, con energúmenos y con corruptos que permiten, toleran o estimulan, que sus alumnos se prostituyan. En muchos casos los buenos y pocos maestros se lanzan a las calles para vender pizas o se dirigen a un aeropuerto para escapar del país encantado. Lo mismo pasa con los médicos y un sinfín de buenos profesionales.

Cuba tiene la salud donde los extranjeros que la pagan campean por instituciones medicas muy favorecidas, mientras que los nacionales «sin contactos», deambulan por las pocilgas hospitalarias que no vio Miykel Morris para su documental Sicko. Si tienes un viejito con una escara, el medicamento lo mandan los traidores del exilio, si el niño es asmático, el medicamento lo envía el mismo traidor del exilio, ese que también envía remesas a sus familiares para que sobrevivan en el paraíso cubano. Como se suele decir en Cuba: «Aquí lo que hay es que tener FE (Familiares en el Extranjero)».

Breve reflexión para nuestros hermanos sudamericanos

Eso es lo que conoce la masa de sudamericanos inconformes y decepcionados con sus políticos, al punto que se les llega a oír eso que se ha puesto de moda: «yo no creo en la democracia». Paradójicamente, lo contrario de una democracia es una dictadura y en la época de los reyes, las dinastías.

Hoy, claro está, aun existen muchas dinastías, y no solo las coronas doradas de Europa, a las que se les asignan cargos que nunca he entendido. También hay dinastías en Asia, como la de Corea del Norte y en América Latina, como la de Cuba.

Es obvio que ha muchos no les gustan las democracias que les han tocado, llenas de corrupción y mentiras, pero también se les nota que no conocen un sistema cerrado políticamente como el cubano. - Ninguno de ellos, en su sano juicio, cambiaría su trozo de pan por la abundancia cubana de escaseces y nadas -.

… Adiós hermanos sudamericanos.


¿Y Cuba?

Aquí me viene esa máxima filosófica, de que «El Contenido se expresa en la Forma, y la Forma lo hace aludiendo al Contenido» Ellos se quedan con lo segundo y desprecian lo primero. Diríase mejor que son abyectos a la imagen (la forma), pero que no profundizan en la realidad (el contenido). Y es que la propaganda de la Revolución Cubana no es de ahora. Esta lleva más de cincuenta y cinco años trabajando en las nuevas, e insistentes renovables generaciones que siempre aplauden.

Todo es fácil de entender cuando vez a estos movilizados por las embajadas cubanas que no quieren oír ni discutir, solo quieren acallar cualquier ataque a su paraíso inventado. Como Bilder Zu, el traidor de Matriz que asesina a sus compañeros con tal de quedarse dentro de un mundo virtual que nunca será la realidad, esos mendigos de mentiras bonitas, se atreven a cumplir órdenes de un gobierno extranjero.


En ese mismo discurso Raúl Castro dijo:

…Más de una vez, y aquí mismo en este Parlamento, me he referido a que en esta Revolución casi todo está dicho, y que debemos revisar qué orientaciones del Jefe de la Revolución hemos cumplido y cuáles no, desde su vibrante alegato “La Historia me Absolverá” en el juicio del Moncada hasta hoy. Recuperaremos las ideas de Fidel que siguen vigentes y no permitiremos que nos vuelva a pasar lo mismo.  Por eso, las orientaciones y la línea, que han marcado el Partido y el gobierno sobre errores, violaciones, etcétera, etcétera.  Si queremos salvar la Revolución hay que cumplir lo que acordemos, y no permitir después del Congreso -como ha sido hasta ahora en muchos casos muy elocuentes- que los documentos vayan a dormir el sueño eterno de las gavetas, como se estuvo explicando en estos días de discusiones, fructíferas, democráticas y verdaderamente profundas. Así es como queremos que el pueblo continúe discutiendo esos lineamientos, cerca de 100 días hay para eso. O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundimos, y hundiremos, como dijimos con anterioridad, el esfuerzo de generaciones enteras, desde el indio Hatuey, que vino de lo que hoy es la República Dominicana y Haití -el primer internacionalista en nuestro país-, hasta Fidel, que nos ha conducido genialmente por estas situaciones tan complicadas desde el triunfo de la Revolución (Aplausos).

La revolución cubana se hunde, o ya se hundió y el cadáver aun no ha salido a flote, porque no se atreven a enterrarlo. Es un paradigma que resolveremos en algún momento, pero la importancia que tiene para la izquierda internacional es básica y existencial.

Después del derrumbe del mito de la Europa Socialista del Este, muchos han tratado de reparar la historia. El objetivo es sepultar la documentación que prueba lo crueles, inhumanas y excluyentes que fueron esas sociedades. Se corrigieron muchos conceptos, y me sorprendió saber que los mismos que hablaban antes de Desarrollo de la Economía Socialista, del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica), ahora se aferraban al concepto ecológico del «Desarrollo Sostenible». Era obvio que habían perdido la guerra económica en su traumática incompetencia productiva. La Democracia era el otro concepto con el que  hacían malabares. ¿Para que la Democracia, si en esos sistemas se acrecentaba la lucha del hombre por su supervivencia? ¿Gobiernos corruptos, desempleo y desigualdades?

«Desarrollo» por «Desarrollo Sostenible», «Democracia» por «La Inoperancia de la Democracia», «Internacionalismo Proletario» por «El Derecho a la Autodeterminación de los Pueblos», si bien voy recordando. Mientras esta acomodación de conceptos sucedía, mis sospechas se iban aclarando.  Di puta antes que te lo digan, y en vez acusarte se verán obligados a defenderse.

¡Otra vez con Cuba!

En los noventa, los revisionistas de izquierda, todavía no querían aceptar que el asunto de los criterios económicos y sociales se iban separando cada vez más de las ideologías, pero ellos insistían en hacer ver que la izquierda era el pueblo y la derecha la burguesía. A su vez, su halo más rancio, seguía apoyando aquellas dictaduras que no eran de derecha y para ello deberían seguir enarbolando filosofías completamente fracasadas. El socialismo soviético caía, y como fichas de domino, perfectamente alineadas, arrollaba al resto de sus engendros en el Este de Europa. La Izquierda necesitaba un faro nuevo, y Cuba aun resistía.

Sin embargo, la imagen de Cuba se iba revelando tal como era. Se rompían los espejismos de los sueños inducidos por la propaganda castrista y en tanto sus defensores fervientes e incondicionales se retorcían de una rabia incontenible. Había que defender la imagen de Cuba y no importaba el precio a pagar, ni cuan desafortunados eran los que le tocaba vivir en el edén cubano.

Allí estaba el caldo perfecto. En los pobres, atiborrados de un odio histórico hacia los ricos y por cuenta de los mismos ricos dispuestos a despreciarlos. El capitalismo era cruel y despiadado, como prometía Marx, y claro, a veces se acercaban a la verdad. Entonces, aquellos que no conocían las entrañas del régimen cubano, donde las esperanzas y el deseo de prosperar caen en un instinto vago de supervivencia, se sumaron a la propaganda y el activismo político. Allí los vimos, haciendo sus actos de repudio por consciencia y convicciones, las que ya no se pueden encontrar en los mismos «revolucionarios cubanos» de hoy. Desfasados de la historia de Cuba, pretenden ahora participar en ella.

La realidad es que la historia de nuestra Isla la construyen otros. Tenemos una lista nueva en donde se leen nombres como: Antonio Rodiles, Yoanis Sánchez, Martha Beatriz Roque, Oscar Elías Biscet, Eliecer Ávila, Darsi Ferrer, Sara Martha Fonseca…, entre muchísimos otros, pero no deja de ser curioso. Sobre todo anticuado, ver un acto de repudio donde se le niega la palabra a alguien que piensa diferente. Es como si los años sesenta y setenta de los cubanos, se hubieran exiliado en Latinoamérica y otra buena parte en Europa.

Algunas partes del mundo no quieren aceptar el presente. ¿Será que la nueva Cuba que se avecina les quiere dejar atrás? No lo sabemos.


Lo que duele, lo que preocupa, es que la historia sirve para recordarla, olvidarla y repetirla, un siclo que parece repetirse siempre. La plaza de Cuba va estar vacante muy pronto, cuando los dinosaurios mueran y siento curiosidad por saber quien ocupará ese trono. ¿Le tocará a España? ¿Quién será?