martes, 14 de julio de 2015

¿Cómo entender la crisis griega desde una perspectiva real y sin adornos políticos, y - también facilito -?


 - también facilito - (plagiando el gancho que usan muchos para hacer creíble su opinión personal)

Después de leer uno de los tantos artículos basura que abundan en la red, donde por fortuna todos pueden decir algo y donde por desgracia algunos de los que lo hacen carecen de la más mínima ética profesional, decidí escribir sobre el tema.

Grecia entró en la Unión Europea (UE) en 1985. En esta época no existía una moneda como el euro, tan solo se trata de un intento por crear algo parecido a lo que ya tenían los británicos con las ex colonias; una especie de Commonwealth. El objetivo era abrir las fronteras entre naciones del hemisferio para favorecer el turismo y el comercio de la región. Es bueno aclarar que en aquella época, aun existía el llamado Bloque del Este (BE) que mantenía una postura de distanciamiento con lo que se conocía como la Europa Oriental, la que encabezaba la idea de la UE. Sin embargo, la UE no tenía en si misma un proyecto político encaminado a formar parte de la guerra fría, puesto que varias naciones de la misma, tenían gobiernos con ideologías enfrentadas a otros de la zona. Es decir que la UE, tenía un proyecto estrictamente económico, pero no político.

Por supuesto, la caída del muro de Berlín en 1989, dio paso al fin de la Guerra Fría y con este suceso muchos países del BE comenzaron aspirar a ser parte de la UE. Lo importante en este aspecto es que ya Grecia llevaba cinco años formando parte de la UE.

La moneda única, el euro, ya era un sueño que manejaban los primeros miembros de la Unión. El razonamiento era sencillo. Si una moneda significaba la fuerza del volumen económico de una nación en particular. Entonces la unión de todos esos volúmenes económicos en una sola moneda sería representado por una moneda mucho más fuerte. Y así fue. El Euro al nacer fue una moneda mucho más fuerte que las de cualquiera de las anteriores, las que representaban a las diferentes naciones. El Euro, era de inmediato la moneda alternativa al dólar. Por si sola valía más que el marco alemán, que el dracma griego, o la peseta española, por citar solo tres ejemplos.

Lo que muchos evitan mencionar es que para entrar en la moneda única, los economistas de la Unión se percataron que algunas economías no estaban preparadas para responder con la misma fuerza al euro. ¿Cómo explicar esto - facilito - ?

Recordarán el razonamiento sencillo de que la fuerza de una moneda está en el volumen económico de la nación que representa (industria, exportaciones, infraestructuras, respaldo en oro, instituciones científicas, comerciales, educacionales, e incluso la riqueza intelectual y científica de la nación). Todo eso está representado en la moneda. Pues imaginemos un caso hipotético, e imposible en realidad, pero que servirá para comprender algunos disparates.

Si una nación tuviera el poder de decir que su moneda vale mucho más de lo que realmente vale, y el resto de las naciones le creyeran, sucedería lo siguiente. Los inversionistas comprarían la moneda, pero sería una estafa, porque si quisieran comprar con esa moneda un pedazo de la economía correspondiente algunos de ellos podrían, pero otros se quedarían con la moneda en la mano y no podrían adquirir con ella nada de nada. Muchos pensaran, «bueno que se jodan los inversionistas por tontos», pero aquí les traigo una mala noticia: ellos no son los únicos que pierden. Sepan que los inversionistas más importantes de cualquier nación son los nacionales, porque básicamente son los que invierten sus ganancias en el país. La economía crece en la medida en que esas inversiones representen más industrias, o más de algo, para el país. Los nacionales son precisamente los que no pueden salir corriendo y decir, déjame gastarme rápido esta moneda en un pedazo de economía de otro país. En otras palabras una estafa así, la estafa de una nación creando una moneda con un valor inflado, cae con más fuerza en los nacionales. En cierto sentido eso es lo que pasó con Grecia.

Antes había explicado que la UE entendió de inmediato que los países deberían reunir ciertos criterios económicos, y uno de ellos era la capacidad de responder con su economía a la nueva moneda, que sin duda tendría que ser más fuerte. Grecia aspiraba a toda costa entrar en la UE y para ello falsificó sus datos económicos. Lo que parecía imposible en el ejemplo hipotético ocurrió, puesto que le vendió a Europa una moneda sobrevalorada, dracmas, a cambio de euros.

Otra dato que olvidan nombrar algunos articulistas es precisamente ese y que además eso fue posible porque la Instrucción de que gestiona las estadísticas nacionales en Grecia, aunque cueste crearlo, no es independiente al Estado como en la mayoría de las naciones democráticas del planeta. No en balde, en el paquete propuesto el pasado 12 de Julio a Grecia, incluía la separación de esa institución del Estado. Grecia entró en el euro en el 2002, junto a la mayoría de los países que hoy conforman la zona euro. En ese momento se benefició sustancialmente de haber comprado una moneda a un precio menor del real. Por supuesto el resto de sus socios europeos suponían que aquella transacción era correcta. Pero pasó el tiempo y Grecia era incapaz de producir euros a nivel económico, de la misma manera que sus socios. Muy pronto sobrevino un déficits monetario y esto ocurrió por varias razones.

La primera, ya esta arto-explicada, la de una economía que no responde con eficiencia al nivel de exigencia del euro.

La segunda, también muy nombrada, es que en Grecia las inversiones no generaban suficientes ganancias mudaron sus capitales a entidades financieras más seguras, como lo hicieron también muchos ciudadanos que se percataron  de la situación.

La tercera, es que Grecia, por alguna extraña razón, se ha negado siempre ha tomar medidas de control fiscal más severas. Recordaba hace unos días un periodista alemán como era posible que en Grecia desaparecieran toneladas de combustible cada año entre el trayecto de surtidor al distribuidor. Todos los gobiernos de Grecia se han negado a ser asesorados en materia de control fiscal, razón por la cual esta es también otra de las medidas que viene como condición en el paquete de ayuda. Grecia será controlada en ese sentido hasta tanto sea capaz de ser autosuficiente en el control fiscal, en el control aduanero y en el control del comercio en general.

La cuarta, es que Grecia no ha hecho nada hasta ahora para perseguir de una manera efectiva a los evasores fiscales que representan poco más del 20 porciento del dinero que Grecia ha perdido en materia de fuga de capitales. Y precisamente esto también viene a ser uno de los requisitos para que ocurra el nuevo rescate del país Heleno.

En materia de recate, hay que recordar que le primer rescate real ocurre exactamente en el momento en que Grecia entra en el Euro. El euro representó para Grecia una inyección económica que no supo aprovechar. Además que en ese momento Grecia es protegida en materia industrial. Casi el 80 porciento de la producción de yogurt y otros lácteos es asignada a Grecia, y el precio de la decisión lo pagan los ganaderos de Cantabria (en España), en (Babaría (Alemania) y otras muchas regiones de Holanda y Francia. Regiones que llevaban muchos siglos viviendo de la producción leche para lácteos,  ahora tenía que vender parcelas para que algún pequeño inversionista nacional hiciera por allí su chalet. Tal vez por estos sacrificios vanos, duela tanto que Grecia no haya aprovechado su oportunidad.

Después vinieron dos rescates en que la Unión confió en que los gobiernos aplicarían las medidas para sacar del hoyo al país, y ahora este tercero. Claro, que como se suele decir «a la tercera va la vencida». Esta vez Europa no cede sin verdaderas garantías, a las cuales Grecia llama “injerencia” y la UE “acción de confianza”.

He llegado a leer que en el pasado Grecia recibió X cantidad de dinero y que pagó X cantidad incrementada en un 56 porciento. Lo cual es falso. Alguien dijo textualmente que Grecia recibió unos 50 000 millones y que ya había pagado, con los intereses, unos 120 000 millones. Esas cifras están falseadas completamente. Además en los análisis extrapolan la deuda griega a los problemas que han tenido muchos ciudadanos con las tarjetas de crédito. La realidad es que todos los prestamos que ha recibido Grecia procedentes de la Unión Europa y del FMI bordean 1.85 % de interés, lo que hace imposible que esos cálculos, puramente fantásticos, respondan a una mínima realidad. Lo que es peor, Grecia no ha pagado ni el 20 porciento de los prestamos, excluyendo en ese cálculo los intereses. En otras palabras: «Grecia no paga». El dinero sale del país, para no regresar.

Otra cosa que escuchado es que los bancos (alemanes, franceses, holandeses, etc.) sacan el dinero de Grecia y crean un déficit monetario en la nación Helena. Los bancos no mueven dinero, eso lo hacen empresarios y los ciudadanos mejor informados. Y cuando esto sucede es una respuesta a la insolvencia de la economía griega, no es decisión política de las naciones. Es lo que haría cualquier ciudadano sensato dispuesto a proteger lo que le pertenece. (Por eso es que existe el corralito, porque esa es la tendencia natural).

No he abarcado toda la problemática. Yo le había pedido a un economista experto que lo hiciera por mi, pero este gran amigo no tiene tiempo para estos asuntos en estos momentos, así que nos lo debe. Y queda la invitación abierta.

No hay monstro mezquino detrás de la deuda griega, lo único que existe es corrupción, ineficiencia y malas prácticas. Cada vez que a un grupo de personas les va mejor que a otras, se convierten en los culpables. Lo dijo Hitler sobre los judíos, lo dicen los dictadores ávidos de enemigos eternos, lo dicen los incompetentes. Pero esa no es la postura que creerán los estudiosos del problema en el futuro, cuando no existan ataduras políticas a la hora de opinar.