jueves, 10 de diciembre de 2015

Aborígenes Contemporáneos


A mi amigo el Rafael Santiesteban (El Beatle), que siempre me lee.


Los cubanos somos unos aborígenes eternos. Aquellas historias de finales del siglo XIV y principios de XV, en que los encomenderos llegaban a tierras habitadas por hombres y mujeres a medio vestir, no han terminado para los ingenuos cubanos. Recuerdo a mi profesora de historia contarnos como les ofrecían oro a cambio de baratijas; espejos u otros objetos de escasísimo valor para aquellos europeos adelantados. La realidad es que traían técnicas de construcción, metalurgia, navegación y concepciones del arte muy superiores, a pesar del pataleo que esto provoque en ciertos historiadores patriota-aborigenistas. Incluso aportaron una religión monoteísta, que según la opinión de la mayoría de los teólogos, era mucho más avanzada. Los aborígenes de estas regiones no eran tan pacíficos como nos cuentan, pero eso ya sería otro tema. Quiero llamar a la reflexión sobre como reaccionamos los cubanos y como se refleja en lo que somos.

Los cubanos recordarán lo que el gobierno de la Habana denominó “La casa del Oro y de la Plata”. Eran establecimientos donde evaluaban y recaudaban aquellos mínimos tesoros de las familias cubanas, siempre a cambio de unas monedas especiales. Estas servían para comprar en entidades comerciales en los que se vendían productos que no podían encontrarse en las tiendas destinadas a la población. Las especias de aquel extraño intercambio resultaron ser diamantes, rubíes, esmeraldas, oro, plata y platino. Las baratijas de los antiguos y maldecidos encomenderos podían ser comparadas, sin demasiado espaviento, con televisores de tecnología anticuada que ya no se vendían en las calles del otro lado del telón de acero. Recuerdo una anécdota, que entonces me pareció grandiosa, en la que una familia llevó a tazar un crucifijo de un metro que estaba cubierto de diamantes y los tasadores le ofrecieron a los afortunados un auto de la marca Lada. Hoy me rio de aquella bondad de nuestros gobernantes, nuestros encomenderos, pero no puedo evitar sentir tristeza por la estafa. Me pregunto donde fue a parar el último reducto de bienes tasables de la familia cubana.

En estos momentos esa misma familia cubana está experimentando el último saqueo; creo que el último. ¿En que consiste? Para responder primero hay que saber que le queda. Se trata de los bienes inmuebles, deteriorados en su mayoría, pero aun quedan ciertas propiedades con un valor apreciable. La posibilidad reciente de poder vender este tipo de propiedades ha dado la posibilidad a los cubanos de emigrar, por primera vez después de medio siglo, con algo de dinero en los bolsillos.  A su vez, las restricciones para abandonar el país han disminuido considerablemente y esto ha sido la base de la aparición de un nuevo tipo de emigrante, uno que lo vende todo, incluida su casa, para empezar su vida en otro país.

Realmente son mucho más afortunados que sus compatriotas que emigraron en el pasado. Hay casos en mi familia en que les inventariaron hasta las toallas, decomisaron refrigeradores, televisores y solo podían llevar consigo tres calzoncillos, no más. Sus casas fueron a parar a otros que por entonces eran afines al proceso revolucionario, aunque conozco a más de uno que hoy vive en Miami. Es la historia interminable donde unos despojan a otros, hasta que les llega también su turno.

En estos momentos hay lo que nosotros mismos denominamos como un nuevo conflicto migratorio cubano. Hay cubanos varados en toda Centro América y Ecuador, justamente donde los pasos fronterizos han sido cortados. Algunos países han tenido una actitud más benevolente y otros han resultado menos compasivos. Sin embargo, me preocupa la inocencia de mis compatriotas que no han entendido los entresijos del problema.

Analizando la cronología inicial:

1) La Habana pudo desde un inicio controlar la situación negociando con Ecuador (aliado y amigo) el negado de visas a los cubanos, pero no lo hizo en su momento. Los cubanos entraban a Ecuador después de pagar una visa, para inmediatamente seguir su peregrinación hacia el norte.
2) El éxodo se incrementa cuando varios congresistas estadounidenses comienzan a barajar la idea de modificar la ley de ajuste cubano, por razones que a mi me parecen obvias y legítimas.
3) La crisis migratoria comienza a notarse cuando Nicaragua cierra sus fronteras e impide a los cubanos continuar su rumbo.

Hagamos a una pausa para auto respondernos un par de preguntas. ¿Por qué el gobierno de la Habana, a pesar de la publicidad adversa que representa que miles de cubanos estén intentando escapar de su maravilloso sistema social, espera tanto para negociar con Quito la cancelación de visados? Tengo una hipótesis.

La Habana vio en la crisis el método perfecto para disuadir a los exiliados cubanos de la idea de llevar al Congreso de los Estados Unidos, un proyecto de Ley en donde se modificaría la actual Ley de Ajuste Cubano. El método consistió en jugar con la sicología emocional del cubano. Le hicieron creer que seguía siendo necesario contar con esa Ley de una manera integra, para acoger a sus compatriotas ultrajados y abandonados por el régimen. De esta manera, la Habana garantizó nuevamente que la válvula con la que se liberan las frustraciones y las desesperanzas de sus ciudadanos se mantuviera indemne. A tal punto esto es así, que ahora mismo ha desaparecido el apoyo a los congresistas que se planeaban modificar la ley.

Ahora el gobierno de la Isla ha vuelto a considerar cortar el flujo a través de Ecuador, y así lo estamos viendo. También intenta negociar con los gobiernos involucrados el paso de estos cubanos a través de sus fronteras o, en el peor de los casos, la repatriación. A la Habana ya no le es útil el escándalo.

¿Y en medio de este rejuego político quien perdió? No hay que dudarlo, los nuevos aborígenes; los cubanos. Son los que corrieron a vender sus casas y todo lo que poseían de valor para sumarse al corredor de exiliados que iba desde Ecuador hasta la frontera norte de México. Los que tuvieron éxito podrán sopesar en el futuro si valió la pena o no, pero los que no, serán los nuevos perdedores. Esta vez tendrían que regresar sin nada y hacia nada. Por otra parte, los cubanos exiliados de estos tiempos, y de primera generación, suelen ser unos trabajadores arduos, que viven para ayudar con remesas a sus familiares en la Isla y que regresan allí con alguna frecuencia. Es decir, que la Habana también se beneficia del éxito de los que alcanzan la meta del norte.

La conclusión para mi es adversa: Los políticos del régimen son mucho más perspicaces que todos nosotros.

martes, 3 de noviembre de 2015

Va de burkas

Para los occidentales la prenda que usan las mujeres musulmanas para ocultar su rostro a los hombres, representa generalmente, dicho sin miramientos y con total claridad, una agresión o una provocación. Lo curioso es que muchos no entienden porqué es así, incluso los mismos agredidos no saben como explicarlo. Para empezar de la manera más sana y constructiva, deberíamos reconocer nuestra ignorancia en el asunto, pues le decimos burka a cualquier trapo que una musulmana lleve en la cabeza. A continuación hay una imagen donde se muestran las cuatro modalidades básicas de esta indumentaria, que sin duda tiene un matiz religioso.



Aclarado ese punto, deberíamos reconocer que no vemos muchas burkas en nuestras ciudades, solamente algunas extrañas veces. Lo que más abunda en la Hijab, el Chador y el Niqab. Ese comportamiento nuestro, provoca suspicacias entre los musulmanes, que nos suponen unos occidentales intolerantes que no soportan su religión. La realidad, es que no se trata de un asunto tan sencillo, pero nuestra naturaleza humana siempre busca las explicaciones más elementales, las que muchas veces son acertadas, pero en otras, como en este caso, no lo son.

Parece que fue ayer, pero ya han pasado catorce años desde el atentado al World Center de Manhattan. Los de mi generación, y los de otras también, alcanzarán a recordar que antes de esa fecha (11/09/2001), no existía mucho rechazo a este tipo de vestimenta. Cuando veíamos a mujeres con una Niqab,  lo máximo que nos provocaba era curiosidad, aunque es de reconocer que a algunos nos pasaba por la cabeza el sentimiento de opresión, pero no mucho más. O sea, no era tan importante, no sentíamos que nos provocaban y mucho menos que estábamos siendo agredidos. ¿Qué ha pasado en todo ese tiempo y por qué las sensaciones han cambiado?

Siendo honestos, deberíamos reconocer que en un inicio muchos comenzaron a ver a los musulmanes como unos posibles enemigos. Era la época en que los musulmanes temían las represarías de los occidentales indignados. Todos vimos en la televisión a niños palestinos y de otras regiones musulmanas, festejando el éxito de unos aviones que sembraban el pánico entre los ciudadanos estadounidenses. - Es lógico que se le tema a quien nos odia -. Se decía aquello de: “No todos los musulmanes son terroristas, pero todos los terroristas son musulmanes”. Claro que esto tampoco era absolutamente cierto. Diez años después, tuvimos un terrorista Noruego, uno de una espantosa efectividad. Aquí entramos en el contexto de los “prejuicios”, es decir el de hacer un  juicio de una persona sin tener suficientes elementos para hacerlo.

Vale la pena explicar ahora, que los prejuicios no siempre son del todo incorrectos. Tenemos aquellos prejuicios que no son basados en información verificable, como cuando alguien afirma que su vecina es una libertina porque de su casa entran y salen muchos hombres. No sabemos que ocurre dentro de esas paredes. - Es una posibilidad, pero no una realidad verificable -. (Aclaro a mis lectores, que en lo personal no me preocupa lo que haga cualquier vecino con su cuerpo dentro de su casa; era solo un ejemplo). Pongamos el ejemplo contrario. Es un hecho comprobable que la población carcelaria de los Estados Unidos es mayoritariamente de descendencia Africana. Por muchos errores que cometa el sistema judicial estadounidense, en el fondo sabemos que no es tan terrible como para influenciar tan drásticamente en esa estadística, sin duda elevada. De esta manera no podríamos decir que todos los afroamericanos son delincuentes, pero si que existe una gran probabilidad de que lo sean. Las causas, pueden ser muy variadas, pero el hecho es definitivamente comprobable. (Aclaro también, que hay muchísimos afroamericanos, millones, que son excelentes personas, que no son delincuentes y que merecen el respeto de todos).

Si aceptamos este hilvanado lógico, usted tendrá que admitir que no siempre sostener algún tipo de prejuicio, ha de ser desacertado cuando el propósito es evaluar el entorno en que vivimos. Evaluamos las escuelas donde enviaremos a nuestros hijos, los hospitales donde ingresaremos a nuestras madres, el barrio donde compraremos una casa e incluso la higiene del panadero que nos vende el pan. - Evaluar el entorno es una actitud humana muy relacionada con nuestra supervivencia; lo hemos hecho siempre y lo seguiremos haciendo -.

Regresemos  a aquella mujer musulmana que se cubre totalmente o parcialmente el rostro. Cuando la vemos percibimos un mensaje, en este caso el de su religión y todo lo que está asociado con ella.

A continuación un resumen:


  • Amenazas de conquista y sumisión a Occidente.
  • Opresión matriarcal.
  • Sistema legislativo sujeto a la Religión (leyes Sharias)
  • Califatos y ausencia de democracia de herencia helénica.
  •  Terrorismo religioso.
  • (atraso).

Algunos se preguntarán. ¿Pero entonces porque no sentimos esa misma sensación cuando vemos a una monja católica o esa viejecita de la aldea, que aun conserva aquella manera tradicional de vestir, digamos porque vive en su luto. Pues bien, la respuesta es sencilla y no hay intención de sarcasmo. “No nos han amenazado y no representan un peligro para la civilización occidental, al menos como la conocemos hoy en día”.

Pero todo lo anterior no nos resulta suficiente para explicar el por qué nos afecta tanto ver dichas vestimentas en nuestro entorno. En realidad existe un detalle mucho más perturbador y que seguramente muy pocos habrán notado. Desde el inicio de las migraciones musulmanas a Occidente,  advertimos como vestían estas personas de cultura diferente, pero al poco tiempo de establecerse se les veía la intención, muchas veces infructífera, pero siempre intención, de integrarse en la sociedad que les acogía. Solo una generación después, los descendientes de estos emigrantes ya vestían a la manera occidental y dejaban atrás, siempre con alguna resistencia familiar, la cultura de sus padres. Por supuesto, hubieron excepciones, pero eso es lo que ocurría en general. Lo que ha sucedido desde los años posteriores al Septiembre 11, es algo sin precedentes en está emigración musulmana. Se ha recobrado el orgullo musulmán, llegándose a convertir, esa manera de vestir, en moda. Los jóvenes que antes no querían saber nada de aquel pasado, de pronto encuentran una vía de alcanzar una notoriedad, de llamar la atención. Eso de: “ahora somos importantes” y que yo sentenciaría como: “somos cool a la musulmana”, es lo único que explicaría que de buenas a primera, sean los jóvenes y no los viejos, los que enarbolen la bandera del musulmanismo. Es una clara advertencia de que “no nos importa lo que pienses, estamos aquí y no puedes hacer nada, - chúpate esta -. Nos llamo la atención que miles de jóvenes saltaran a las calles en busca de una reivindicación de las leyes de la Sharia en Occidente y que fueran ellos los que salieran expeditos a unirse a ejércitos que pregonan su deseo de conquistarnos. No fueron aquellos viejos emigrantes los que han creado esta sensación, son los jóvenes y eso representa un mensaje mucho más directo. En lo personal, cuando veo a una señora mayor vestida de esa manera no siento esa sensación de desafío, lo siento cuando debajo de la Niqab descubro unos ojos lozanos y penetrantes.  Es en ese instante en que percibo algo más que una convicción religiosa. ¿Te sucede lo mismo?





Es aquí donde nace el prejuicio, un prejuicio que se acerca bastante a un juicio preciso, donde la estadística nos da un mensaje directo: - No estás tan equivocado- .

martes, 14 de julio de 2015

¿Cómo entender la crisis griega desde una perspectiva real y sin adornos políticos, y - también facilito -?


 - también facilito - (plagiando el gancho que usan muchos para hacer creíble su opinión personal)

Después de leer uno de los tantos artículos basura que abundan en la red, donde por fortuna todos pueden decir algo y donde por desgracia algunos de los que lo hacen carecen de la más mínima ética profesional, decidí escribir sobre el tema.

Grecia entró en la Unión Europea (UE) en 1985. En esta época no existía una moneda como el euro, tan solo se trata de un intento por crear algo parecido a lo que ya tenían los británicos con las ex colonias; una especie de Commonwealth. El objetivo era abrir las fronteras entre naciones del hemisferio para favorecer el turismo y el comercio de la región. Es bueno aclarar que en aquella época, aun existía el llamado Bloque del Este (BE) que mantenía una postura de distanciamiento con lo que se conocía como la Europa Oriental, la que encabezaba la idea de la UE. Sin embargo, la UE no tenía en si misma un proyecto político encaminado a formar parte de la guerra fría, puesto que varias naciones de la misma, tenían gobiernos con ideologías enfrentadas a otros de la zona. Es decir que la UE, tenía un proyecto estrictamente económico, pero no político.

Por supuesto, la caída del muro de Berlín en 1989, dio paso al fin de la Guerra Fría y con este suceso muchos países del BE comenzaron aspirar a ser parte de la UE. Lo importante en este aspecto es que ya Grecia llevaba cinco años formando parte de la UE.

La moneda única, el euro, ya era un sueño que manejaban los primeros miembros de la Unión. El razonamiento era sencillo. Si una moneda significaba la fuerza del volumen económico de una nación en particular. Entonces la unión de todos esos volúmenes económicos en una sola moneda sería representado por una moneda mucho más fuerte. Y así fue. El Euro al nacer fue una moneda mucho más fuerte que las de cualquiera de las anteriores, las que representaban a las diferentes naciones. El Euro, era de inmediato la moneda alternativa al dólar. Por si sola valía más que el marco alemán, que el dracma griego, o la peseta española, por citar solo tres ejemplos.

Lo que muchos evitan mencionar es que para entrar en la moneda única, los economistas de la Unión se percataron que algunas economías no estaban preparadas para responder con la misma fuerza al euro. ¿Cómo explicar esto - facilito - ?

Recordarán el razonamiento sencillo de que la fuerza de una moneda está en el volumen económico de la nación que representa (industria, exportaciones, infraestructuras, respaldo en oro, instituciones científicas, comerciales, educacionales, e incluso la riqueza intelectual y científica de la nación). Todo eso está representado en la moneda. Pues imaginemos un caso hipotético, e imposible en realidad, pero que servirá para comprender algunos disparates.

Si una nación tuviera el poder de decir que su moneda vale mucho más de lo que realmente vale, y el resto de las naciones le creyeran, sucedería lo siguiente. Los inversionistas comprarían la moneda, pero sería una estafa, porque si quisieran comprar con esa moneda un pedazo de la economía correspondiente algunos de ellos podrían, pero otros se quedarían con la moneda en la mano y no podrían adquirir con ella nada de nada. Muchos pensaran, «bueno que se jodan los inversionistas por tontos», pero aquí les traigo una mala noticia: ellos no son los únicos que pierden. Sepan que los inversionistas más importantes de cualquier nación son los nacionales, porque básicamente son los que invierten sus ganancias en el país. La economía crece en la medida en que esas inversiones representen más industrias, o más de algo, para el país. Los nacionales son precisamente los que no pueden salir corriendo y decir, déjame gastarme rápido esta moneda en un pedazo de economía de otro país. En otras palabras una estafa así, la estafa de una nación creando una moneda con un valor inflado, cae con más fuerza en los nacionales. En cierto sentido eso es lo que pasó con Grecia.

Antes había explicado que la UE entendió de inmediato que los países deberían reunir ciertos criterios económicos, y uno de ellos era la capacidad de responder con su economía a la nueva moneda, que sin duda tendría que ser más fuerte. Grecia aspiraba a toda costa entrar en la UE y para ello falsificó sus datos económicos. Lo que parecía imposible en el ejemplo hipotético ocurrió, puesto que le vendió a Europa una moneda sobrevalorada, dracmas, a cambio de euros.

Otra dato que olvidan nombrar algunos articulistas es precisamente ese y que además eso fue posible porque la Instrucción de que gestiona las estadísticas nacionales en Grecia, aunque cueste crearlo, no es independiente al Estado como en la mayoría de las naciones democráticas del planeta. No en balde, en el paquete propuesto el pasado 12 de Julio a Grecia, incluía la separación de esa institución del Estado. Grecia entró en el euro en el 2002, junto a la mayoría de los países que hoy conforman la zona euro. En ese momento se benefició sustancialmente de haber comprado una moneda a un precio menor del real. Por supuesto el resto de sus socios europeos suponían que aquella transacción era correcta. Pero pasó el tiempo y Grecia era incapaz de producir euros a nivel económico, de la misma manera que sus socios. Muy pronto sobrevino un déficits monetario y esto ocurrió por varias razones.

La primera, ya esta arto-explicada, la de una economía que no responde con eficiencia al nivel de exigencia del euro.

La segunda, también muy nombrada, es que en Grecia las inversiones no generaban suficientes ganancias mudaron sus capitales a entidades financieras más seguras, como lo hicieron también muchos ciudadanos que se percataron  de la situación.

La tercera, es que Grecia, por alguna extraña razón, se ha negado siempre ha tomar medidas de control fiscal más severas. Recordaba hace unos días un periodista alemán como era posible que en Grecia desaparecieran toneladas de combustible cada año entre el trayecto de surtidor al distribuidor. Todos los gobiernos de Grecia se han negado a ser asesorados en materia de control fiscal, razón por la cual esta es también otra de las medidas que viene como condición en el paquete de ayuda. Grecia será controlada en ese sentido hasta tanto sea capaz de ser autosuficiente en el control fiscal, en el control aduanero y en el control del comercio en general.

La cuarta, es que Grecia no ha hecho nada hasta ahora para perseguir de una manera efectiva a los evasores fiscales que representan poco más del 20 porciento del dinero que Grecia ha perdido en materia de fuga de capitales. Y precisamente esto también viene a ser uno de los requisitos para que ocurra el nuevo rescate del país Heleno.

En materia de recate, hay que recordar que le primer rescate real ocurre exactamente en el momento en que Grecia entra en el Euro. El euro representó para Grecia una inyección económica que no supo aprovechar. Además que en ese momento Grecia es protegida en materia industrial. Casi el 80 porciento de la producción de yogurt y otros lácteos es asignada a Grecia, y el precio de la decisión lo pagan los ganaderos de Cantabria (en España), en (Babaría (Alemania) y otras muchas regiones de Holanda y Francia. Regiones que llevaban muchos siglos viviendo de la producción leche para lácteos,  ahora tenía que vender parcelas para que algún pequeño inversionista nacional hiciera por allí su chalet. Tal vez por estos sacrificios vanos, duela tanto que Grecia no haya aprovechado su oportunidad.

Después vinieron dos rescates en que la Unión confió en que los gobiernos aplicarían las medidas para sacar del hoyo al país, y ahora este tercero. Claro, que como se suele decir «a la tercera va la vencida». Esta vez Europa no cede sin verdaderas garantías, a las cuales Grecia llama “injerencia” y la UE “acción de confianza”.

He llegado a leer que en el pasado Grecia recibió X cantidad de dinero y que pagó X cantidad incrementada en un 56 porciento. Lo cual es falso. Alguien dijo textualmente que Grecia recibió unos 50 000 millones y que ya había pagado, con los intereses, unos 120 000 millones. Esas cifras están falseadas completamente. Además en los análisis extrapolan la deuda griega a los problemas que han tenido muchos ciudadanos con las tarjetas de crédito. La realidad es que todos los prestamos que ha recibido Grecia procedentes de la Unión Europa y del FMI bordean 1.85 % de interés, lo que hace imposible que esos cálculos, puramente fantásticos, respondan a una mínima realidad. Lo que es peor, Grecia no ha pagado ni el 20 porciento de los prestamos, excluyendo en ese cálculo los intereses. En otras palabras: «Grecia no paga». El dinero sale del país, para no regresar.

Otra cosa que escuchado es que los bancos (alemanes, franceses, holandeses, etc.) sacan el dinero de Grecia y crean un déficit monetario en la nación Helena. Los bancos no mueven dinero, eso lo hacen empresarios y los ciudadanos mejor informados. Y cuando esto sucede es una respuesta a la insolvencia de la economía griega, no es decisión política de las naciones. Es lo que haría cualquier ciudadano sensato dispuesto a proteger lo que le pertenece. (Por eso es que existe el corralito, porque esa es la tendencia natural).

No he abarcado toda la problemática. Yo le había pedido a un economista experto que lo hiciera por mi, pero este gran amigo no tiene tiempo para estos asuntos en estos momentos, así que nos lo debe. Y queda la invitación abierta.

No hay monstro mezquino detrás de la deuda griega, lo único que existe es corrupción, ineficiencia y malas prácticas. Cada vez que a un grupo de personas les va mejor que a otras, se convierten en los culpables. Lo dijo Hitler sobre los judíos, lo dicen los dictadores ávidos de enemigos eternos, lo dicen los incompetentes. Pero esa no es la postura que creerán los estudiosos del problema en el futuro, cuando no existan ataduras políticas a la hora de opinar.