Acabo de terminar un
trabajo y antes de empezar el siguiente, me di un saltico por mi Blog; está
casi muerto. Sé que tengo 107 seguidores anónimos y unos cuantos visibles. Es
interesante ver como se esconden de mi. No son muchos, pero por esa fidelidad les
debo respeto y consideración. Se perfectamente que no merezco tal lealtad y no
lo digo por modestia; no creo en ella. Lo digo porque no escribo para ustedes;
es para mi. Lo que escribo aquí es porque es el único lugar en que no será
censurado. Eso sería puro masoquismo. El siguiente articulo es la reflexión de
un cubano que hoy está triste, pero va y es solo cansancio.
La Cuba de hoy
Ese refrán cubanísimo,
de uso muy popular en la mayoría de los contextos de la vida cotidiana, no lo
conocí en la Isla en que nací. Lo escuché por primera vez en boca de una amiga
del exilio. Cuando me lo explicó se sorprendió de que no lo conociera, pero yo
le agradezco siempre sus aportaciones culturales, que en una época de mi vida me
fueron muy útiles.
Ahora, cuando veo a
dirigentes cubanos hablando de «autodeterminación de los pueblos», de
«imperialismo»”, de «pobreza», de «desarrollo», termino concluyendo: ¡echo!,
eso es como decir puta antes de que te lo digan.
De esta forma
encontramos a los voceros de la maravilla cubana, a veces espontáneos, pero
casi siempre vinculados a una embajada de la Isla, elevándose en esos mismos
cánones de la sociedad perfecta. ¿Perfecta? Si por supuesto, hablamos de esa
sociedad en donde todos somos iguales, aunque el presidente Raúl Castro haya
dicho en el discurso que pronunció en la Séptima Legislatura de la Asamblea
Nacional del Poder Popular, el 18 de diciembre de 2010 lo siguiente:
Del pintor subrealista Joan Miró |
… Es necesario cambiar la mentalidad de los
cuadros y de todos los compatriotas al encarar el nuevo escenario que comienza
a delinearse. Se trata sencillamente de transformar conceptos erróneos e
insostenibles acerca del Socialismo, muy enraizados en amplios sectores de la
población durante años, como consecuencia del excesivo enfoque paternalista,
idealista e igualitarista que instituyó la Revolución en aras de la
justicia social…
¡Algo ya
se venía cociendo desde el 2010!
Es decir,
aunque nunca fuimos tan iguales, como recordaba George Orwell en su magistral
novela “La granja de los animales”, ahora se reconocía públicamente que ya no
lo éramos, o que no deberíamos serlo. Sin embargo, embaucados en los criterios
más rehaceos con que se pretendía construir el socialismo, estos voceros desde
fuera de Cuba, no cambian su percepción de la igualdad absoluta entre los seres
humanos. Desconocedores y aferrados a un pasado que ni siquiera les pertenece,
no pueden entender que con esos mismos criterios, el sueño del igualitarismo
fue un pasaje directo a la pesadilla de las diferencias excesivas y la
propagación de la pobreza, como si esta fuera una enfermedad de la que los
cubanos no podrán escapar jamás. Todo esto en una de las sociedades más
ineficientes del pasado siglo y del presente.
Han
crecido con el sueño de una Cuba alambicada y heroica, adormecidos en el sigilo
de un mundo perfecto donde la educación y la salud era gratuita. Desde luego
que no conocen como es en realidad esa salud y esa educación. Ahora se educan
sin maestros, con pocos maestros, con maestros televisados, con energúmenos y con
corruptos que permiten, toleran o estimulan, que sus alumnos se prostituyan. En
muchos casos los buenos y pocos maestros se lanzan a las calles para vender
pizas o se dirigen a un aeropuerto para escapar del país encantado. Lo mismo
pasa con los médicos y un sinfín de buenos profesionales.
Cuba
tiene la salud donde los extranjeros que la pagan campean por instituciones
medicas muy favorecidas, mientras que los nacionales «sin contactos», deambulan
por las pocilgas hospitalarias que no vio Miykel Morris para su documental
Sicko. Si tienes un viejito con una escara, el medicamento lo mandan los
traidores del exilio, si el niño es asmático, el medicamento lo envía el mismo
traidor del exilio, ese que también envía remesas a sus familiares para que
sobrevivan en el paraíso cubano. Como se suele decir en Cuba: «Aquí lo que hay
es que tener FE (Familiares en el Extranjero)».
Breve
reflexión para nuestros hermanos sudamericanos
Eso es lo
que conoce la masa de sudamericanos inconformes y decepcionados con sus políticos,
al punto que se les llega a oír eso que se ha puesto de moda: «yo no creo en la
democracia». Paradójicamente, lo contrario de una democracia es una dictadura y
en la época de los reyes, las dinastías.
Hoy,
claro está, aun existen muchas dinastías, y no solo las coronas doradas de
Europa, a las que se les asignan cargos que nunca he entendido. También hay
dinastías en Asia, como la de Corea del Norte y en América Latina, como la de Cuba.
Es obvio
que ha muchos no les gustan las democracias que les han tocado, llenas de
corrupción y mentiras, pero también se les nota que no conocen un sistema
cerrado políticamente como el cubano. - Ninguno de ellos, en su sano juicio,
cambiaría su trozo de pan por la abundancia cubana de escaseces y nadas -.
… Adiós hermanos
sudamericanos.
¿Y Cuba?
Aquí me
viene esa máxima filosófica, de que «El Contenido se expresa en la Forma, y la
Forma lo hace aludiendo al Contenido» Ellos se quedan con lo segundo y
desprecian lo primero. Diríase mejor que son abyectos a la imagen (la forma), pero que no
profundizan en la realidad (el contenido). Y es que la propaganda de la Revolución Cubana no
es de ahora. Esta lleva más de cincuenta y cinco años trabajando en las nuevas, e insistentes renovables generaciones que siempre aplauden.
Todo es
fácil de entender cuando vez a estos movilizados por las embajadas cubanas que
no quieren oír ni discutir, solo quieren acallar cualquier ataque a su paraíso
inventado. Como Bilder Zu, el traidor de Matriz que asesina a sus compañeros
con tal de quedarse dentro de un mundo virtual que nunca será la realidad, esos
mendigos de mentiras bonitas, se atreven a cumplir órdenes de un gobierno
extranjero.
En ese
mismo discurso Raúl Castro dijo:
…Más de una vez, y aquí mismo en este
Parlamento, me he referido a que en esta Revolución casi todo está dicho, y que
debemos revisar qué orientaciones del Jefe de la Revolución hemos cumplido y
cuáles no, desde su vibrante alegato “La Historia me Absolverá” en el juicio
del Moncada hasta hoy. Recuperaremos las ideas de Fidel que siguen vigentes y
no permitiremos que nos vuelva a pasar lo mismo. Por eso, las
orientaciones y la línea, que han marcado el Partido y el gobierno sobre
errores, violaciones, etcétera, etcétera. Si queremos salvar la
Revolución hay que cumplir lo que acordemos, y no permitir después del Congreso
-como ha sido hasta ahora en muchos casos muy elocuentes- que los documentos
vayan a dormir el sueño eterno de las gavetas, como se estuvo explicando en
estos días de discusiones, fructíferas, democráticas y verdaderamente profundas.
Así es como queremos que el pueblo continúe discutiendo esos lineamientos,
cerca de 100 días hay para eso. O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el
precipicio, nos hundimos, y hundiremos, como dijimos con anterioridad, el esfuerzo de generaciones
enteras, desde el indio Hatuey, que vino de lo que hoy es la República
Dominicana y Haití -el primer internacionalista en nuestro país-, hasta Fidel,
que nos ha conducido genialmente por estas situaciones tan complicadas desde el
triunfo de la Revolución (Aplausos).
La
revolución cubana se hunde, o ya se hundió y el cadáver aun no ha salido a
flote, porque no se atreven a enterrarlo. Es un paradigma que resolveremos en
algún momento, pero la importancia que tiene para la izquierda internacional es
básica y existencial.
Después del derrumbe
del mito de la Europa Socialista del Este, muchos han tratado de reparar la
historia. El objetivo es sepultar la documentación que prueba lo crueles,
inhumanas y excluyentes que fueron esas sociedades. Se corrigieron muchos
conceptos, y me sorprendió saber que los mismos que hablaban antes de
Desarrollo de la Economía Socialista, del CAME (Consejo de Ayuda Mutua
Económica), ahora se aferraban al concepto ecológico del «Desarrollo
Sostenible». Era obvio que habían perdido la guerra económica en su traumática
incompetencia productiva. La Democracia era el otro concepto con el que hacían malabares. ¿Para que la Democracia, si en esos sistemas se acrecentaba
la lucha del hombre por su supervivencia? ¿Gobiernos corruptos, desempleo y
desigualdades?
«Desarrollo» por
«Desarrollo Sostenible», «Democracia» por «La Inoperancia de la Democracia», «Internacionalismo Proletario» por «El Derecho a la Autodeterminación de los
Pueblos», si bien voy recordando. Mientras esta acomodación de conceptos
sucedía, mis sospechas se iban aclarando. Di puta antes que te lo
digan, y en vez acusarte se verán obligados a defenderse.
¡Otra vez con Cuba!
En los noventa, los
revisionistas de izquierda, todavía no querían aceptar que el asunto de los
criterios económicos y sociales se iban separando cada vez más de las
ideologías, pero ellos insistían en hacer ver que la izquierda era el pueblo y
la derecha la burguesía. A su vez, su halo más rancio, seguía apoyando aquellas
dictaduras que no eran de derecha y para ello deberían seguir enarbolando
filosofías completamente fracasadas. El socialismo soviético caía, y como
fichas de domino, perfectamente alineadas, arrollaba al resto de sus engendros en el Este de Europa. La
Izquierda necesitaba un faro nuevo, y Cuba aun resistía.
Sin embargo, la imagen
de Cuba se iba revelando tal como era. Se rompían los espejismos de los sueños
inducidos por la propaganda castrista y en tanto sus defensores fervientes e
incondicionales se retorcían de una rabia incontenible. Había que defender la
imagen de Cuba y no importaba el precio a pagar, ni cuan desafortunados eran
los que le tocaba vivir en el edén cubano.
Allí estaba el caldo
perfecto. En los pobres, atiborrados de un odio histórico hacia los ricos y por
cuenta de los mismos ricos dispuestos a despreciarlos. El capitalismo era cruel y despiadado, como prometía Marx, y claro, a veces se acercaban a la
verdad. Entonces, aquellos que no conocían las entrañas del régimen cubano,
donde las esperanzas y el deseo de prosperar caen en un instinto vago de
supervivencia, se sumaron a la propaganda y el activismo político. Allí los
vimos, haciendo sus actos de repudio por consciencia y convicciones, las que ya
no se pueden encontrar en los mismos «revolucionarios cubanos» de hoy.
Desfasados de la historia de Cuba, pretenden ahora participar en ella.
La realidad es que la
historia de nuestra Isla la construyen otros. Tenemos una lista nueva en donde
se leen nombres como: Antonio Rodiles, Yoanis Sánchez, Martha Beatriz Roque,
Oscar Elías Biscet, Eliecer Ávila, Darsi Ferrer,
Sara Martha Fonseca…, entre muchísimos otros, pero no deja de ser curioso.
Sobre todo anticuado, ver un acto de repudio donde se le niega la palabra a
alguien que piensa diferente. Es como si los años sesenta y setenta de los
cubanos, se hubieran exiliado en Latinoamérica y otra buena parte en Europa.
Algunas
partes del mundo no quieren aceptar el presente. ¿Será que la nueva Cuba que se
avecina les quiere dejar atrás? No lo sabemos.
Lo que duele, lo que
preocupa, es que la historia sirve para recordarla, olvidarla y repetirla, un
siclo que parece repetirse siempre. La plaza de Cuba va estar vacante muy
pronto, cuando los dinosaurios mueran y siento curiosidad por saber quien
ocupará ese trono. ¿Le tocará a España? ¿Quién será?