Tommy Robinson, el reportero británico que denuncia a los crimines del jihadismo en el Reino Unido y es islamófobo confeso, ha sido lanzado al caldero de la muerte.
Hace
dos días Geert Wilder denunciaba frente a la embajada británica en la Haya el
arresto de Tommi Robinson. En ese momento fui a confirmar la noticia directamente con los medios ingleses,
especialmente el televisión BBC y en los periódicos The Guardian, Wertern Mail
y Daily Express. Nada sobre la
noticia. Yo pensé: “bueno, pues todos
tienen derecho a un Fakenew; ya que hay tantos”. Sin embargo, seguía
pareciéndome un poco extraño que un miembro del Parlamento Holandés hiciera un
ridículo de ese tipo, haciendo un alegato bastante larguito y lleno de
mensajes. La confirmación me llegó de
Canadá, no del Reino Unido, y fue a través del columnista Anthony
Furey.
Resulta
que Tommy Robinson se personó en el juicio contra una banda musulmana que se
dedicaba a violar y a prostituir a niñas en el Reino Unido. Por supuesto, un
tipo como Tommy Robinson comenzó a hacer preguntas incomodas, algo que al juez
no le gusto. Ya Tommy Robinson estaba fichado y sujeto condiciones legales de no alterar al orden
público, por lo que se cuidó mucho de no cometer ese error. Los criminales,
perdón, los supuestos criminales, se ensalzaron con Robinson en una tirada de
insultos y amenazas, algo que el juez tomó como brecha para ordenar su
arresto, unos minutos después de salir del recinto. Pero no fue solo un arresto,
porque una hora después ya se dictaba sentencia contra Robinson; trece meses de
privación de libertad.
Ahora dicen que Robinson leyó los nombres de los acusados y que eso puso el caso en una "situación compleja", pero resulta que la BBC y varios medios ya lo habían hecho antes y no fueron cuestionados por ello. No tienen nada contra Robinson excepto la incomodidad que él representa.
Ahora dicen que Robinson leyó los nombres de los acusados y que eso puso el caso en una "situación compleja", pero resulta que la BBC y varios medios ya lo habían hecho antes y no fueron cuestionados por ello. No tienen nada contra Robinson excepto la incomodidad que él representa.
Lo
que normalmente demora un proceso entre detención, presentación de evidencias a
los abogados, establecer los objetivos de una primera audiencia, para
posteriormente realizar un veredicto, a Tommy Robinson se le sintetizó en un
par de horas. La propia banda que estaba siendo juzgada llevaba meses detenida
y la mayoría de estos individuos esperan sentencias inferiores a la de
Robinson. Entonces, ¿qué esta sucediendo?
Lo que hay
es terror, o si se quiere, una sociedad paralizada por el miedo a enfrentar la
realidad. Unos medios policiales temerosos de parecer islamófobos, jueces dispuestos a
ensañarse con el audaz para ocultar su cobardía y unos medios de información que
desperdician la noticia más relevante del día. Pero no todos los medios
Británicos desperdiciaron la noticia, porque Asharq al-Awsat, un periódico de
redacción árabe con una tirada diaria de 200 000 ejemplares, si se tomó en
serio la noticia, e incluso celebro la decisión del juez.
A pesar de
las ambigüedades, con una detención por desorden público, pero un juicio por
desacato a un juez, la realidad es que la detención y la inmediata condena fue
por una única razón, Tommy Robinson es un tipo incomodo. A mi se me hace evidente
que la libertad de expresión es para aquellos que dicen lo que ciertos
individuos toleran escuchar.
El
problema es que Robinson ha sido condenado a muerte. Sí, lo que estoy diciendo
tiene sentido. En un país donde las cárceles están pobladas por yihadistas
confesos (25 000) y no confesos otros tantos, la vida de este chico está echada
en el caldero de las bestias. Como dice el dicho, muerto el perro se acabó la
rabia. La comunidad musulmana británica, la radical y la no radical, está
deseando y diciendo abiertamente que lo maten.