martes, 18 de junio de 2019

La Meritocracia nunca será cuestionable

Este es el enlace al artículo del Profesor José Antonio Llosa, de la Universidad de Oviedo, y a continuación una opinión.



La Meritocracia nunca será cuestionable

De acuerdo a la cadena de diatribas dicotómicas que he leído en este artículo en contra de la Meritocracia, como camino natural para alcanzar el desarrollo social y personal, me siento impulsado a dejar una opinión contradictoria y, si fuera el caso y el señor José Antonio Llosa pudiera soportarlo, ser aceptado en esta discusión.

No voy a comunicarme usando denominado «lenguaje inclusivo». Es decir, no voy a estar aclarando constantemente que uno se refiere a chicos y chicas, y tal vez chiques, puesto que considero dichas prácticas de mal gusto, aburridas y ridículas. Baste aclarar, que chicos para mi es universal y sirve para todos los géneros que se pretendan «incluir», a la hora de respetar un estilo literario, uno que sea universal simple y entendible.

Ante todo, critico la intención de hablar en términos de Calificaciones y Currículos Vitae como cláusulas absolutas para conseguir estabilidad social, porque la meritocracia no está relacionada al cien porciento con estos factores. Tener méritos para algo, para alcanzar una meta, no necesariamente pasa por las calificaciones, sobre todo cuando tenemos en cuenta los actuales programas curriculares establecidos en el sistema de educación.

Voy a desviarme un poco del tema en cuestión y prometo retomarlo más adelante.

Hemos llegado a un nivel en que incluso la meritocracia para acceder a la educación superior es muy cuestionable. Los chicos llegan a la universidad con una preparación básica muy precaria. Las asignaturas como Matemáticas, Química, Biología y Física (esta última casi extinta), que son la base de todo el conocimiento científico moderno, son cada vez más abreviadas. Al punto que se van creando más espacios para asignaturas que se consideran adoctrinantes, como religión, ética, ideologías de genero, educación sexual, y según mi opinión, estos temas nunca debieron salirse de las competencias domésticas. Si pensamos en términos de la nueva Ingeniería Social, donde el Estado se ha atribuido el derecho de moldear el pensamiento juvenil, con intenciones innegablemente políticas, es imposible no hacer un paralelismo con esta falta de calidad en la enseñanza.

Desde mediados de los ochenta del siglo pasado, los gobiernos se fueron dando cuenta que para obtener ciudadanos calificados no era necesario que lo estuvieran tanto. ¿Qué quiero decir con esto? Es simple. ¿Si estudiabas Medicina, ¿para que necesitarías lo que aun se conoce en términos académicos, - y tiende a extinguirse como concepto -, como los tres niveles de Cálculo? Con el primer nivel sería suficiente, y además se ahorraría dinero por cada profesional formado. Está demás decir, y estoy seguro que al señor Llosa le costará negar que las Matemáticas, más que herramientas científicas, moldean nuestro cerebro, a tal punto de que nos enseñan a pensar con una marcada independencia.

La justificación más usada para explicar que los estudiantes universitarios modernos que no estén obligados a recibir el beneficio de determinadas asignaturas, es muy interesante. «El cúmulo de información acumulada es cada vez más amplio, y por ello se hace imposible inyectar al estudiante todos estos conocimientos, ahora excluidos, y que en otras épocas fueron parte integral de la formación general universitaria». Sin embargo, a pesar de que es cierto que el cúmulo de conocimientos para cada carrera se ha enriquecido, un estudiante – por ejemplo - de ciencias biológicas, puede obtener puntos para terminar su carrera con algo tan esnobista e inútil como «el papel del Ying y el Yang para la vida». Otra vez se nota lo caricaturesco de este sistema, sobre todo si ya no son obligatorias (en el caso de las Ciencias Biológicas) asignaturas como Cálculo Diferencial, Estadísticas Avanzadas, o vayamos a lo más simple y evidente para la especialidad, Inmunología, Fisiología Animal, Botánica, etc.

De esta manera, ese pretendido super-profesional del que estamos hablando, no es más que una versión barata y rápida para cubrir una demanda en el mercado laboral, el que ahora puede darse el lujo de ser más exigente. Y aquí entramos en una nueva paradoja del sistema educacional, acercándonos cada vez al ataque de la meritocracia.

La masificación en la producción de los profesionales de los mal llamados niveles medios y superiores, es un absurdo que engendra para si mismo su autodestrucción. Para explicar este tema con ejemplos claros, revelo lo siguiente. En los Estados Unidos, para mi sorpresa, la carrera más demandada es Business Administration. En la Florida International University y la Pennsylvania University, el año pasado se graduaron cuatro futuros ejecutivos de Business Administration por cada estudiante de enfermería, o por cada estudiante de Bilogía o por cada dos estudiantes de las cinco carreras informáticas que se imparten en estas instituciones. Si trasladamos esto a la práctica dentro de un mercado laboral real, notamos una incoherencia de acuerdo a la estructura de cualquier empresa, donde los directivos no representan más del uno al dos porciento de todo el personal laboral. Las universidades complacen cualquier capricho, cuando el Estado promueve una educación superior masiva. Las capacidades de las Universidades se amplían excesivamente, y terminamos formando más huelguistas inmersos en los derechos de los estudiantes, que profesionales actos para el trabajo. Si a este fenómeno le agregamos que lo que los chicos esperan de una universidad es un mundo surreal, a imagen y semejanza de American Pie, la decepción ya la podemos ir imaginando.
 
Un de mis estudiante llegó a decir una vez que «no entendía porque había que estudiar tanto en la universidad, pues se suponía que el estrés debería ser cosa del pasado». No voy a plasmar la respuesta que recibió porque no es mi propósito herir sensibilidades, pero si aclaro que le fue recordado que el estrés apenas acababa de empezar. Sin amor a los estudios, sin pasión por lo que se ha de conocer, solo obtendremos graduados para el ganado.

Las motivaciones por la que hoy un joven decide obtener unos estudios superiores, en orden de importancia son las siguientes:

a) Acceder a mejores remuneraciones, lo que debería representar un mejor estatus social.

b) Obtener un reconocimiento social a través de estas calificaciones superiores.

c) Amor y deseos de superación en alguna rama de los estudios universitarios.

Una vez terminados los estudios, lo que diferencia a los profesionales más cotizados de los corrientes, es que donde para los segundos antes que nada primó la motivación (a), mientras para los primeros siempre fue la (c). Lo he visto, lo he observado; esa es mi experiencia. Si a esto le sumamos que la industria está cada vez más automatizada y que en consecuencia la fuerza laboral calificada y no calificada se hace más barata, no hay mucho espacio donde maniobrar en el mercado laboral y el asunto de la meritocracia, -  no es que sea injusta -, se pueda hacer más exigente.

¿Entonces que es lo que falla?

Definitivamente no es la meritocracia, porque es en si un sistema justo que premia el talento y las capacidades, aunque sorprendentemente hay otros elementos incidentes que el profesor Llosa ha pasado por alto.

A las personas como yo, que estudiaron con hambre, que famélicos íbamos a las universidades, que devorábamos libros hasta altas horas de la noche, todo esto sin opciones recreacionales, con los zapatos rotos, mal vestidos con huecos en las medias y los calzoncillos, no nos pueden venir a convencer con términos como «grupos de exclusión social», «neoliberalismo» o «clima de desigualdad». No existe ha ni existido jamás exclusión social más haya de lo que estamos dispuestos a permitir como seres pensantes, mucho menos «neoliberalismo», tal vez liberalismo a secas,, y así sonará más lógico y menos politizado, pero lo que no ha existido ni existirá es la «igualdad», por supuesto, a no ser respecto a los derechos y los deberes.  Esto último no estuvo presente en ninguna etapa de las civilizaciones que nos condujeron hasta aquí, desde el esclavismo hasta la modernidad, pasando también por los fallidos experimentos socialistas-comunistas de la contemporaneidad. No ha existido ni existirá simplemente, escuche esto bien, porque no somos iguales, exactamente porque es la meritocracia lo único que puede impulsar a la sociedad hacia delante, y decanta con más o menos eficacia, el éxito de los seres humanos dentro de esta. No es el código postal, tampoco es el CV que puede lucir muy admirable en la red, con retoques exquisitos y fotos impecables, lo que importa es lo que se demuestra en la práctica.

¿Cuales son esos otros elementos incidentes que condenan el éxito de los jóvenes profesionales? Prefiero enumerarlos aunque esto pueda sonar más académico que literario.

1- La producción de más profesionales calificados de los que realmente requiere la economía de una nación.

Al ser más, se devalúan a si mismos, puesto que el mercado para ciertos trabajos se convierte en menos accesible. - La fuerza laboral se comporta como un producto cualquiera – y esto es así y será, en cualquier sociedad, de las que han existido y las que nos queden por soñar.

2- La falta de exigencia de méritos para acceder a esa educación superior.

Esto no repercute solamente en la calidad de los graduados en su conjunto, sino en el colapso de la calidad de la enseñanza en muchas instituciones educacionales. No han sido pocas las veces en que he mirado sobre la montura de mis espejuelos, a toda una población de cincuenta estudiantes y he pensado que con solo veinte de ellos mi conferencia tendría más calidad, más participación y mejores resultados.

3- Le podemos sumar el gran tema tabú, que no es ni más ni menos que la explosión demográfica que estamos experimentando.

Paradójicamente, cada vez somos más y cada vez somos menos necesarios. ¿O me van a contradecir esta sentencia?  Lo advierto, no hay manera.

4- La falta de penalización a la automatización.

Pues si cada vez somos más y menos necesarios, se impone que la automatización sea gravada con impuestos razonables, dado que genera una disminución de puestos laborales (esto es gravable de manera independiente), más ganancias (también gravable), y una suficiencia productiva capaz de subsidiar esos puestos de trabajo que ya no serán necesarios. La manera de hacerlo supondría más un reto político que técnico, pero las tendencias nos dicen que será inevitable.

Para ir concluyendo. Es injusto atacar a la meritocracia sin tener en cuenta las nuevas necesidades laborales, el aumento de la población, la infinita revolución tecnológica, la expansión de la automatización en la industria, la masificación innecesaria de la educación superior, la falta de calidad preparatoria antes de alcanzar estos niveles y la idiotez que representa el victimizar al que menos éxito obtiene, y esto echándole la culpa a un código postal. Cuando ya se pensaba que las doctrinas de las clases sociales agonizaban en la vergüenza de la incompetencia, hay otros que se esmeran en resucitarlas.

Pues no lo duden, si no se toman medidas racionales, en un futuro muy próximo, nos daremos codazos hasta para recoger patatas, pero aun así, no lo duden, todo se hará a través del proceso que nos imponga la muy natural meritocracia.

martes, 22 de enero de 2019

El Efecto VOX

VOX, un partido emergente en la política española, calificado por sus adversarios como un partido de extrema derecha y otros muchos calificativos despectivos, ha irrumpido con una fuerza estrepitosa en la política española. El hecho de que la alineación de VOX le haya arrancado 12 escaños al Parlamento Andaluz, después de que las previsiones del CIS eran de 1 a 2 escaños, han saltado todas las alarmas en el resto de las alineaciones de la Nación.

Aunque cualquier periodista pueda tener una opinión personal al respecto, voy a intentar ser imparcial. Por ello paso a extractar, cuales son las políticas que ese partido propone, centrándonos en las más controversiales, y que VOX desglosa más ampliamente en 100 puntos que usted podría leer aquí. 

  • Simplificación de la estructura del Estado, reducción de gastos, desmantelación progresiva de los estados autonómicos.
  • Supresión de la subversiones a los partidos políticos y órganos fiscalizados afines.
  • Control de Fronteras y supresión de la emigración ilegal.
  • Sobre impuestos, presenta un gran paquete que reduce los impuestos por varias razones, vías y dependencias.
  • Plantea medidas proteccionistas a la familia. Pretende regresar las decisiones en materia educativa a las competencias al Estado Central, poniendo en prioridad en cuanto a decisiones e intereses morales a las familias.  
  • Exige transparencia en la información que considera ha de ser de dominio público, en cuanto a los diferentes datos estadísticos acerca de la criminalidad y su relación con grupos específicos de la población.
  • VOX se presenta con un paquete de medidas muy agresivas contra la corrupción política y el cabildeo.
  • Expone un paquete de medidas destinado a proteger a la propiedad privada y los intereses de los que heredan.
  • Y no es menos importante, hay que señalar que en otro grupo de medidas se nota claramente la intención de proteger las tradiciones españolas y un adueñamiento bastante efectivo del orgullo patriótico en un marco nacionalista, que el resto de las alineaciones han sabido evitar.

Yo diría que les he ahorrado en buena medida leerse las 100 medidas de VOX, pero el lector no debería conformarse con este extracto y por tanto tomarse un tiempo para leerlas y formarse su propia opinión.

Los descalificativos contra las medidas, no solo han estado muy presente en los medios más tradicionales y conocidos por los españoles, si no que los propios partidos han reaccionado virulentamente y sin disimulos. Sin embargo, los resultados en las lecciones andaluzas hacen suponer, en el baremo de las emociones políticas, que una parte significativa de la población española parece abrazar un porciento importante de estás medidas. Este hecho no pasa desapercibido y crea una especie de escozor que preocupa a muchas alineaciones. La manera en que VOX ataca a los problemas que más preocupan a los españoles, es lo que más provoca esta irritación. Lo hace desenfadadamente y esto, visto de manera muy crítica, parece ser lo que más envidian otras alineaciones que tienen que ceñirse a un itinerario ideológico que los ata a un lenguaje también ideológico. Dicho de otra manera, pareciera que lo que más preocupa al resto de las alineaciones es el carácter adilógico con que se presenta VOX a pesar de ser ubicado en una ultraderecha que no parece  muy clara.

¿Como se patentiza esto?

Empecemos con la alineación de ciudadanos. Ciudadanos es un partido globalista, que cree en la liberación de los mercados y la apertura total de las fronteras y en consecuencia en la libre circulación entre las naciones, y todo esto más haya de la Unión Europea. Muchos ubican al señor Rivera, el líder de esta alineación, muy cerca del presidente francés, el señor Macrón. Rivera choca de narices con este problema migratorio que ya empieza inervar la paciencia de muchos ciudadanos españoles. La visión empresarial de Albert Rivera nunca ha tenido en cuenta, hasta el momento, una preocupación perceptible en cuanto a la seguridad ciudadana y la estabilidad laboral de los españoles.

“Nosotros no vamos a ir de la mano con los que van con Le Pen”, dijo el presidente de Ciudadanos. Es arto conocido que Marie Le Pen lidera el único partido que plantó cara en las elecciones pasadas, al partido de Emmanuel Macrón, La República en Marcha. Bajo estas circunstancias, era de esperar que Albert Rivera, se posicionara al lado de su indiscutible aliado político. En días pasados hemos visto al presidente francés pedir disculpas y retroceder ante sus propuestas de aumentos de impuestos y por su política de puertas abiertas. La presión vino de abajo, de la base ciudadana. Lo más interesante es que esta base ciudadana es una vorágine de variadísimas afiliaciones ideológicas que tradicionalmente han estado enfrentadas. Esto, en particular, es lo que ha sorprendido a los expertos. Trasladando este efecto de confluencias a la política española, podríamos estar observando un fenómeno parecido y he aquí una reflexión que se me antoja muy posible, puede que Albert Rivera aun no haya entendido el inconveniente de no ser más explícito en estos temas migratorios. ¿Podría Rivera cambiar de opinión? Yo pienso que sí, y que lo hará antes de Mayo del 2019.

Quienes si están dando un vuelco estratégico notorio ante el Efecto VOX es la alineación de Podemos. Hasta el momento hemos visto a los líderes de Podemos renegar sistemáticamente del concepto de Patria en términos de su valor nacionalista. No obstante, ya empieza a notarse el desgaste que ha producido esta estrategia, que si bien es muy apreciada por los partidos separatistas, produce muchos recelos en un porciento muy elevado de la ciudadanía. Iñigo Errejón, no sabemos si en conceso con la cúpula dirigente de Podemos o por una convicción personal ha dicho:

"En otros países, cuando se manifiestan por la igualdad de derechos lo hacen con la bandera", refiriéndose a “los chalecos amarillos de Francia”. Y concluye: "y eso me da envidia, yo quiero eso". Después agrega: "lo irresponsable es ceder las banderas y los símbolos de pertenencia a los reaccionarios".

Evidentemente, cuando dijo "reaccionarios", se estaba refiriendo a VOX e incluso tal vez, esto constituyó una revelación no intencional de sentimientos, una envidia a las posibilidades de VOX. La retórica de Errejón es ciertamente contradictoria porque las protestas de los chalecos amarillos no tenían nada que ver con demandas de algún tipo de igualdad, si no por el aumento de impuestos, prácticamente el andamiaje económico de Podemos. Si dejó claro que le interesaba recuperar la bandera española.  Un año antes el líder de la alineación se refería a “la Patria” en un concepto también muy personal.

En estos tiempos en los que algunos manchan la palabra España al pronunciarla, en estos momentos, la patria es lo contrario a un corrupto envuelto en una bandera, la patria es lo contrario a una cede financiada en negro tapada por una bandera, patria es defender los servicios públicos, patria es defender una escuela a la que puedan ir tus hijos, defender la patria es defender que pueda haber una ley de dependencia, defender la patria es defender que haya una sanidad para tu abuelo y para tu abuela, defender la patria es defender que tus hijos y tus hijas no tengan que emigrar al extranjero, defender la patria es defender que los bomberos que apagan fuegos tengan sueldos dignos, defender la patria es que los trabajadores públicos estén trabajando en condiciones dignas, eso es defender la patria. Es lo contrario de los que se envuelven a la bandera de todos ….”

En ningún momento, los líderes de Podemos insertan la Patria en sus elementos tradicionales, territoriales y en su más amplio elemento identitario, si no que la anclan a la oratoria ideológica clásica de su partido. Antes de que VOX fuera un partido interesante en la política española, Pablo Iglesias tenía una visión más extrovertida y honesta sobre su valoración a lo que es patria.

“La identidad España para la Izquierda una vez que terminó la guerra civil está perdida; no sirve para hacer política. En Cataluña, en Galicia y en el País Vasco es un agregador con el que gana la derecha. No si os dais cuenta, que yo cada vez que voy los medios de comunicación hago contorsionismo para decir, esos patriotas de pulserita rojigualda que venden la soberanía a Brucelas, ser patriota es defender los servicios públicos, ser patriota es defender los derechos sociales, pero yo no puedo decir España. Yo no puedo utilizar la bandera rojigualda. Yo puedo pensar y decir, yo soy patriota de la democracia y por eso yo estoy a favor del derecho a decidir y de que la educación y la sanidad sea pública. Inmediatamente agrega, refiriéndose con toda claridad a la utilización de la identidad de  España. “La respuesta es no, no hay nada que decir; perdimos la guerra”.  

Las palabras anteriores están recogidas en un video que no pertenece al discurso oficial de Pablo Iglesias, si no que es toda una confesión en un ámbito más privado.

¿Este regreso a la Patria es un pie de fuerza puesto por VOX? Yo pienso que sí y también me atrevo a augurar que ese regreso será cada vez más progresivo y solido. Sin duda a VOX le favorece la Patria. Como concepto había estado abandonada por casi todas las alineaciones políticas, incluyendo la del Partido Popular. Se notaba cierta vergüenza ha posicionarse cerca de la Patria y hasta se puso de moda ser más europeo que español. Si en algo parecía tener razón la agrupación de Pablo Iglesias, era la cercanía de otras alineaciones con Brúcelas y el desplante a España como nación, fuese federada o no.

El Partido Popular presenta una historia muy diferente porque nunca abandonó por completo la bandera, pero si se mostraba con cierta vergüenza y se cuidaba de no molestar a los partidos independentistas, los que por una razón estrictamente ideológica aborrecen la identidad española. Este punto parece irrelevante hasta que se analiza la procedencia de la mayor cantidad de votos tránsfugas hacia VOX. El Partido Popular, se ha convertido en la fuente más abundante de estos votos y todo el panorama político ideológico de la actualidad nos da a entender que esto no cambiará y que en cualquier caso podría incrementarse. Sabemos que VOX le arranca votos incluso a Podemos, pero esta alineación es mucho más estable en ese sentido que el PP, el PSOE y Ciudadanos. Es verdad que la inestabilidad de Podemos no está en la procedencia de los votos, si no en la perdida de confianza en la alineación. Sin embargo, este elemento identitario español decidirá mucho en las próximas elecciones y esto será así para disgusto de las alineaciones independentistas. Veremos un giro radical y un alejamiento marcado en temas referentes a la independencia de Cataluña y el País Vasco y muchos más “contorsionismos” a la hora de mencionar la palabra España. 

VOX está creando problemas internos al resto de las alineaciones, y a falta de un UPyD resquebrajado y visiblemente desgastado, VOX llega para ocupar se espacio vació, y lo hace con mucha más energía y reacio a ceder su posición. El Partido Popular por sus complejos históricos, Podemos por su ideología, Ciudadanos por su globalismo innato y PSOE exactamente por las mismas razones que Podemos.

En todo lo anterior consiste el efecto VOX. Es difícil dudar de que este partido ya no sea el enemigo común y secreto de todos los partidos que actualmente gobiernan, pero si es evidente que está influyendo en el enfoque que estos dan a muchos temas que preocupan a los españoles. En este sentido, VOX es la adrenalina que obliga a sus adversarios a no escabullirse de esas preocupaciones.

¿Veremos a VOX en el Parlamento Español? Evidentemente sí, pero tal vez se vea desplazado por otras alineaciones por el clásico robo de carteras políticas, algo muy tradicional en la Política de España. No tengo dudas de que ya estamos viendo un anticipo de lo que sucederá en el Parlamento. Puede que los historiadores terminen divirtiéndose comparando los discursos de todas las alineaciones, de antes y de después de VOX.