lunes, 15 de agosto de 2011

El asunto de los empresarios españoles y su conveniente amistad con el gobierno de Cuba

Dada la inocencia de muchos, indignados por cuenta de la asociación de empresarios españoles con la cúspide castrista, muchos asumen una implícita y única culpabilidad del gobierno español en el tema. Resulta un poco inocente esperar de un empresario, hablando en términos de “decencias generales”, esa dignidad. La esencia de los negocios radica precisamente en sacar ese provecho extra que genera riquezas, lo cual conlleva a valerse de todos los recursos con que se cuente para ello, ya sean legales, económicos, habilidades, conocimientos, tecnología e incluso relaciones políticas.

Gabiel Escarrer (presidente de Sol Melia)
El 23 de mayo de 1990 Gabriel Escarrer, presidente de Sol Melia, junto a la familia Castro, inauguraron su primer hotel en Varadero. Se trataba de “Sol Palmeras” con un estilo constructivo mediterráneo, casi circular, en un privilegiado enclave de la península de hicacos. Escarrer no dejó de expresar su directo agradecimiento a Raúl Castro y Fidel Castro “por la confianza depositada”. Ya antes, en los setenta, varias compañías extranjeras como la CocaCola intentaron sin éxito, negociar con el Gobierno Revolucionario la oportunidad de administrar y operar sus compañías dentro del territorio nacional. Sin embargo, por aquella época, la doctrina era la «no admisión bajo ninguna circunstancia de compañías extranjeras dentro del territorio nacional». “La Revolución, junto al Campo Socialista, era supuestamente más que suficiente para enfrentar económicamente al Enemigo Capitalista”. Pero Cuba no generaba riquezas. La Isla en sí misma no era un buen negocio, salvo la imagen que proyectaba ante el mundo; la mejor publicidad para su Socialismo. Solo que, aunque se trataba de una imagen falsa, funcionaba. Los méritos constructivos de Cuba en cincuenta años de Revolución, representan muy poco, algo casi infinitesimal,  comparado con los últimos treinta años de la República. La isla, ingratamente, puede alardear básicamente de las construcciones que no se hicieron durante la Revolución y esa es en realidad su imagen fotográfica. La Cuba de los afiches, es la Cuba de los años treinta, cuarenta y cincuenta, no hay mucho más que presentar al público, salvo los hoteles que se hicieron a partir de los noventa con “capital mixto”, incomparables a los anteriores. Incluso la construcción del Hospital Hermanos Almejeiras, orgullo de la Revolución, era en realidad un proyecto comenzado antes de 1959, destinado a ser la sede del Banco Nacional de Cuba. La Plaza de la Revolución era en Realidad la Plaza Cívica, ¡vaya ironía!, que hasta fue necesario cambiarle el nombre. Así podríamos hacer un libro con ejemplos de ese tipo, pero alguien dirá que la Revolución hizo El Palacio de las Convenciones para presentar en un marco apropiado a sus líderes ávidos de sus simuladas glorias ante el mundo, para venderle finalmente a los ilusos esa idea grandiosa de la salud y la educación cubana, esa que realmente siempre ha estado en una decadencia perenne.  

Haciendo un rápido retroceso histórico, recordamos las primeras nacionalizaciones de la Revolución (1959-1961) donde cientos de importantes empresas, norteamericanas, cubanas y españolas básicamente, fueron intervenidas. Luego, en 1968, vino la segunda ofensiva revolucionaria en donde el resto de la propiedad privada, quedó finalmente en manos del gobierno. Hubo incluso ridículas intervenciones de puestos de fritas de vendedores ambulantes. A ese nivel llegaron aquellas gestiones oficiales. Pasó un período de casi treinta años en donde el único propietario en Cuba era “el pueblo”, entiéndase aquí pueblo por el gobierno revolucionario. Sin embargo, la Revolución Cubana, nunca fue una Revolución con verdaderos principios, los cuales eran los sujetos mutantes de los causes del mundo, combinándose de manera perfecta con las verdaderas intenciones de la Revolución, perdurar todo lo posible. Se suponía, según lo que se enseñaba en mi época, que en el socialismo la propiedad privada era inadmisible. Los medios de producción, según los principios marxistas-leninistas, deberían estar en manos de los obreros. Esto último resulto ser un simbolismo, porque en efecto, los medios de producción estaban en manos del proletariado, pero el Estado, representado en personas omnipotentes, eran los verdaderos dueños. Se pasó de una propiedad privada diversificada a una nueva forma de propiedad privada unificada. La clase obrera seguía estando al margen del poder económico, pero esta vez sin posibilidades de cambiar las cosas. Una vez que el Estado logra acaparar todos los poderes, económicos, jurídicos y políticos, entonces se convierte en sí mismo en propietario de todo, incluso de cada uno de los destinos de sus ciudadanos.

De pronto el dólar, la moneda del enemigo, se hace legal, de pronto el Estado decide que el capital extranjero es bien recibido dentro de la isla y de pronto aquellos que eran la supuesta vergüenza cubana se convierten en los benefactores. Incluso el estado cubano se molesta con el gobierno norteamericano cuando este restringe el envió de dinero a la isla a 1200 dólares al año, por cada uno de los residentes en su país. De buenas a primera el gobierno cubano grita “mafia anticubana de Miami, necesitamos tu maldito dinero”. Si antes la política del gobierno revolucionario era absurda, ahora era absurda y desvergonzada. Sin embargo, el gobierno cubano si podía soportar que los extranjeros hiciesen negocios dentro de la Isla de los cubanos, pero a los cubanos no se les permitiría que hiciesen tales negocios, incluso a los cubanos con otras ciudadanías residentes en el extranjero. Es como si quisieran pisotearte y demostrarte que pueden hacer contigo lo que les venga en ganas porque naciste en el país equivocado y todos valen más que tú porque no eres un extranjero. Y ahora aparece el empresario español, el canadiense, el mexicano e  incluso el haitiano. Ellos sacan sus cuentas rápidamente “A esta pobre gente me la están poniendo en bandeja. No tienen ningún sindicato, porque para colmo la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el único sindicato que existe, es del Estado y a este no le interesa su gente”. La maquinaria capitalista se echa a andar dentro del Estado Socialista. Si las empresas tienen que cumplir con ciertas normas en los estados democráticos y cuidarse de no hacer algo que las pueda llevar a enfrentarse a la ley, dentro del Estado Socialista el mensaje es: “Yo les presto a mis esclavos, el dinero que ellos produzcan lo administro yo, el dinero de mis esclavos me pertenece”. Con esos términos, hombres y mujeres terminan trabajando sin derechos y al empresario, por supuesto, se le hace la boca agua. Nada más hay que ir a China para entenderlo mejor, pero China no nos interesa para llegar a donde queremos llegar aquí, estamos en el Caribe, aquí las cosas son más calientes y van a ritmos diferentes.

Fidel Castro y Manuel Fraga
A principios de los noventa, José Manuel Fraga Iribarne, presidente de la Xunta de Galicia, se entrevistó con autoridades cubanas y después con el mismo Fidel Castro en una reunión a puertas cerradas en la casa del embajador de España. Nadie sabe que se habló detrás de aquellas puertas. Afuera, en el gran jardín de aquella casa, en el lujoso reparto Siboney, personalidades como el Gallego Fernández y Ricardo Alarcón vestían suntuosos trajes con brillantes en sus corbatas, nada de esas modesticas camisas a cuadros con que se les suele ver aparecer en público. Estaban jugando al capitalismo, un juego prohibido, pero que seguramente les apasionaba. Muchos sirvientes, muchos tragos nunca vistos con sus colores exóticos. Resaltaba por sobre todas las cosas la exquisita pastelería francesa, incluso allí estaba Carlos Varela, el cantante cubano, vistiendo una especie de toga negra. Increíblemente, Amárelo de Castro, el secretario de Fraga, también permanecía afuera. Demasiado secreto para que no pareciera importante. ¿Mafia? ¿Por qué no? Castro tenía fama de mafioso, al menos eso es lo que pensaba Eduardo Chivas de él, cuando Fidel era tan solo un estudiantito intentando ingresar en su partido. ¿Pero alguien se sorprende? Las cúspides de la política funcionan prácticamente igual que una organización mafiosa. Los intereses personales son bienes canjeables en el mercado de la política. Sin embargo, Fraga Iribarne representaba allí los intereses de los gallegos y ¿quién representaba los intereses de los cubanos? Nadie estaba allí por ellos, nadie salvo una brisa fresca que no olvidaría ese momento para recordarlo hoy. Ahora nos quejamos de que los españoles tienen intereses en Cuba, los acusamos de ser cómplices del gobierno cubano al darle las herramientas que necesitan los canallas para subsistir, ¿pero estamos actuando objetivamente? Veamos las cosas más despacio.

Empresarios Nortamericanos
Empresarios americanos están desesperados por entrar con sus productos en Cuba (así lo han manifestado varios cenadores), solo se lo impide una ley que ya todos conocen, La Ley Helms-Burton. Sin embargo, el resto del mundo sigue operando con cierta desfachatez en el territorio cubano. En ese punto Estados Unidos mantiene una posición, si no inteligente, moralmente aceptable con sus principios. Nadie va cuestionar aquí esos principios, solo aceptemos que son sus principios y que los Estados Unidos no los traicionan. Sin embargo, Estados Unidos es realmente responsable de un mal mayor; la permanencia de los Castros en el poder por más de cincuenta años. Muchos aseguran que a Estados Unidos le combino esa dictadura porque le permitió a ciudades como Miami erigirse como La Capital de Latinoamérica, pero nosotros no pretendemos hacernos voceros de esta afirmación hasta que no se presenten pruebas. Sin embargo, Cuba tan próxima al territorio americano, tan amenazante hacia los Estados Unidos, con un gobierno extremadamente despótico con su pueblo, permaneció y permanece intocable. Otras dictaduras del mundo no tuvieron esa oportunidad cuando el gran país decidió tomar cartas en el asunto. ¿Por qué Cuba no fue enfrentada? Coincido con Castro con que Estados Unidos no tiene el derecho de autoproclamarse  el gendarme del mundo. ¡Pero coño!, ya que lo es, ¿por qué se olvidó de Cuba? No hay nada peor que eso, volver la vista al otro lado si no se trata de petróleo.

Hablemos de Latinoamérica, «Los Pueblos Hermanos». La Revolución ha sabido hacerse una buena publicidad por esas regiones. Incluso dan cuotas de becas para que muchos latinoamericanos vayan a estudiar gratis a Cuba carreras como Medicina, Enfermería, Ciencias Biológicas y hasta ha creado una Escuela Internacional de Cine, donde realmente los latinoamericanos son los privilegiados. Cuando regresan estos bendecidos por la Revolución a sus respectivas tierras, se convierten en emisarios voluntarios del gobierno de Cuba y promoviendo un proselitismo revolucionario que ha ido creando una imagen surrealista de la realidad cubana. La Revolución Cubana ha colaborado activamente con muchos grupos guerrilleros y existen incluso pruebas gráficas de su relación activa con las guerrillas colombianas y el desaparecido ejercito zapatista con su comandante Marcos. Sin embargo parece que a “nuestros fraternos” no les gusta hablar sobre ello. A los cubanos sin derechos en Latinoamérica, no como seres humanos de segunda, sino como seres de tercera y cuarta clase, que viven en un limbo legal en toda esa región de nuestros «pueblos hermanos de Latinoamérica», les consta de manera sobrada lo que es Cuba para estos pueblos. Es la esperanza, un mundo mejor, en donde los canallas cubanos que huyeron de la Isla representan “la escoria malvada” dentro de una Revolución hecha “por los humildes y para los humildes”. México protesta enérgicamente por el muro que frena la huida de sus nacionales a un mundo con mayores posibilidades económicas y sin embargo no perdona a los cubanos que coge infraganti atravesando su territorio hacia los Estados Unidos.  Latinoamérica también se ha portado muy mal con Cuba y con los cubanos. Muy pocos gobiernos latinoamericanos han levantado la mano contra la tiranía de nuestro pueblo. ¿Nos declaramos sus enemigos?

Medardo Díaz Toledo, ministro de Informática y Comunicaciones
¿Y qué decir de China? Cuba ha firmado acuerdos a puertas abiertas, en las narices de todos, sobre tecnología de comunicaciones e informática. China está ayudando a Cuba a crear una red interna que impida a los cubanos conectarse con el mundo y filtrar la información que han de consumir los cubanos. En el Google de China las palabras «Revolución Cultural China» no genera la información correcta. No encontrarás en la red China fotos en donde aparezcan soldados chinos atacando al Tibe, ni alguna otra imagen inconveniente para la política de ese país. Ese tipo de ayuda es más estabilizadora para el gobierno de la Isla que cualquiera de otro tipo.

Si ahora pensamos en los empresarios españoles, como simples negociantes de este mundo, quienes al igual que cualquier inversionista, van a estar a la espera de sus oportunidades, esas que les permitirán aumentar sus capitales, ya nos va pareciendo el asunto un poco más normal. El gobierno Español, cumple con su deber sagrado, el más crucial de sus deberes, el de proteger los intereses de sus ciudadanos y desafortunadamente los cubanos desde 1902 no son ciudadanos españoles. Alguien debería responsabilizarse por nuestros intereses de cubanos y ese alguien está en esos consulados cubanos regados por el mundo en donde se trata a los cubanos como pedazos de mierdas, ese alguien te reprime, te encarcela y te mata si te expresas de una manera inconveniente para su política. Es el mismo alguien que dictamina que los extranjeros tienen derecho a enriquecerse con el sudor de los cubanos, sin darle a estos las garantías mínimas de ser pagados correctamente, tratados como ciudadanos con derechos y protegidos como nacionales, como ocurre con normalidad en el mundo civilizado. Creo que todos saben quién es ese alguien. 

Ya nos va pareciendo ridículo que se culpe a segundos gobiernos sobre las bondades que se ofrecen en Cuba para aquellos extranjeros que vayan allí a hacer negocios, o a explotar a los cubanos. Esos gobiernos buscan el beneficio de los suyos porque si el mundo es importante, siempre lo es tres pasos atrás de la nación que representan. Para colmo, muchos al hablar de estos empresarios, los igualan al resto de los ciudadanos de sus países. Por favor, un poco de cordura. No todos los ciudadanos de estos países pueden ser empresarios invirtiendo en la Isla, por la simple razón de que en esos países hay más obreros, campesinos, jubilados, pobres, mendigos y toda clase de ser humano que empresarios. Todo por una simple lógica, no pueden ser todos empresarios. Las expresiones tales como «los españoles explotan a los cubanos», ya no solo nos parecen de mal gusto, sino estúpidas.

Los españoles, en su gran mayoría, sienten simpatías por Cuba, porque a Cuba aun la consideran un territorio perdido. Cuando algo anda mal, un amigo suele consolar a otro diciéndole – No te preocupes, que más se perdió en Cuba – Cuba está allí, en boca de todos los españoles. No estaría mal un poco mas de respeto a quienes en realidad son nuestra gente, nuestros compatriotas. Démosle la responsabilidad de nuestras penas a quien realmente es el único responsable, al gobierno revolucionario cubano. Yo digo que, ¡ojala tuviéramos un gobierno como el español defendiendo nuestros intereses!

2 comentarios:

  1. Veo que eres nuevo. No te desanimes es una gran artículo

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  2. ¿Eres JRIG?

    Si eres ese dime que va después de esto. Si por Cuba, ________________

    Soy FDG, llamado 21, matemático y algo mas.

    Hermano un grandísimo abrazo, porque me la corto de que eres tu.

    dame tu email o escribeme a LuccasLutz@mail.com

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