(Antonio Marcos Rubio)
El
origen o aceptación de las autonomías, a mi modo de ver, viene de los derechos y
fueros históricos reconocidos por los monarcas españoles a través de la
historia, sobre todo en el País Vasco y en Cataluña. No como afirman algunos,
por concesiones ante la amenaza del terrorismo de carácter regionalista.
Estas
regiones, las autonomías, curiosamente han tenido una participación muy activa
en «lo español». Han ejercido de auténticos españoles en todos los sentidos y han
participado de forma muy activa en tiempos del imperio, aportando actividad
económica, comercial y sobre todo cuadros de mando, tanto civiles como militares.
Estas regiones se erigieron en puntos de entrada y salida a Europa de los
productos españoles, sobre todo a partir de la pérdida de Cuba en 1898.
El
camino Iberoamericano se cortó para España y entonces puso sus ojos en Europa.
Para ello designo al País Vasco como base de las fábricas de acero, astilleros
y enclaves empresariales de tipo industrial y de maquinaria pesada. Cataluña
se eligió para poner fábricas productoras de textiles, coches, y todo tipo de
empresas de tipo mediano y grande; obligando al resto de España a emigrar a
esas tierras y a derivar muchos de sus recursos hacia esas regiones. De forma
alarmante, eso provocó el empobrecimiento de Andalucía y otras regiones. En el
caso de Andalucía, para mantenerla a bajo gas, se repartieron sus grandes
territorios a latifundistas; para tierras cultivables y cotos de caza. Por estas
tierras andaluzas venían los ricos de toda España a cazar y sobre todo a maltratar
a sus gentes; al mejor del estilo con que lo hizo España en Cuba.
Andalucía
estaba tan atrasada y abandonada que los que quedaron tomaron conciencia de
clase y sobre todo de sitio, por su historia y por su aporte a España, que fue
siempre de primera mano. Se fue originando un caldo de cultivo en favor de una
Autonomía al amparo del Art. 153 de la Constitución, que permitía unas amplias
competencias. Se originó un referéndum con unos requisitos muy duros de
conseguir. Partidos como el CDS y el PP (antes AP) estaban en contra, apelando
al no por muchos motivos y sobre todo instaron a los andaluces a no votar,
porque ese no era su referéndum. En fin, toda una panoplia de contratiempos,
incluido el de un mínimo de votos, con tal de que no saliera
Ahora,
en las últimas elecciones autonómicas, El PP erró de forma clara. El pueblo
votó y ganó con contundencia. El pueblo andaluz, el más español, diría yo, que todos
los demás. No es excluyente, ni separatista, ni independentista; al contrario,
es claramente aglutinador de España. Andalucía es garante de integridad
territorial, y sin embargo, partidos como el PP, nos tratan como si fuéramos
una cloaca.
A
raíz de la consecución de la autonomía andaluza, se decidió el famoso café para
todos, pero eso no significaría que se permitirían desmanes. Una cosa era
repartir «el pastel» y que cada uno adaptase beneficios a su territorio, con lo
cual el país estará bien atendido, y otra cosa era hacer un mal uso de eso para
luego decir, o apelar, que habría que quitarlo. En mi opinión personal,
esa manera de pensar y de actuar es muy afín al PP, que es el que menos ha valorado las autonomía, usándoloas para mantener la hegemonía de su partido.
Durante
muchos años se han desviado los dineros de Andalucía y otras regiones a
Cataluña y a el País Vasco. Nunca nadie dijo nada, pero ahora que Andalucía
despunta un poco, todo el mundo lo ve como que somos unos derrochadores y unos
manirrotos y con esa «hostia no comulgo».
El
gran salto de España y Andalucía ha venido de la mano de todos, pero mayormente
de la socialdemocracia española, de las ayudas europeas y de su integración en
la Unión Europea (UE). Andalucía ha sabido adaptar su economía a las directivas económicas, las
leyes y los tratados hechos con la UE. Las autonomías han sido
excelentes, por cuanto han permitido regenerar todas sus regiones y todas ellas
han progresado al unísono, aunque no sean tratadas de igual manera. Un ejemplo que viene al dedo podría ser el
siguiente:
Antes,
cualquier vecino en una calle, cada cual encalaba su puerta. Todos los años pintaban
las puertas y las ventanas, reparaban los desconchones y sobre todo, limpiaban
y fregaban los aledaños, desde la entrada de la casa hasta el centro de la
calle; y así una y otra vez. Al final se veía la calle limpia y aseada, blanca
y resplandeciente, produciendo un alivio general y un orgullo para todos.
Pues
eso mismo se puede trasladar a los barrios, las ciudades, los pueblos y las
regiones. Al final se ve una España limpia, blanca y esplendorosa. Con ese
prisma nos quedamos todos, sin reparar en lo que cada uno hizo individualmente.
Una
de las mayores críticas que están recibiendo las autonomías es la duplicación y
la triplicación de las gestiones. En este punto habría que discutir también,
pues la competencia entre formas de hacer, gobernar y gastar en si misma no es
mala. Lo negativo es querer prevalecer sobre los demás, tratando de imponer
formas, que en una región puede resultar favorables, pero no necesariamente en
otras.
A
nadie le ha molestado nunca el intercambio de experiencias, de ahí que se hagan
competiciones de todo tipo. Las técnicas y las prácticas de esas competencias.
Normalmente se recogen por los pueblos y se adaptan a sus formas, y en ese
sentido habría que andar, y no en el del rechazo y la eliminación motivada por
esa misma negación, y además mal expuesta y con malas artes.
Por
supuesto, las duplicidades hay que corregirlas, si con ello no se afecta la administración
principal.
Las
autonomías no son un capricho. Nadie cuestionó nunca la integridad española y tampoco
se le quitaron las competencias más importantes al Estado Central, y las que
siempre fueron de realmente del Estado.
Las
fricciones entre las distintas comunidades que han ido surgiendo, han sido
originadas por las propias idiosincrasia de las regiones y de los españoles.
Esto se manifiesta porque España es el único país del mundo que reconoce su
diversidad cultural, lingüística y cultural de sus tierras y regiones. Siempre
trata de integrarlas a todas por igual; eso ha sido siempre una impronta en el
devenir español con todas sus incongruencias.
Un
ejemplo que ayudaría a comprenderlo es la cubanía de la que tanto se habla sobre
los cubanos. Esta viene de las raíces de sus propios habitantes y de todo el
entramado de personas que por aquellos territorios han transitado y que han
sido bastantes. Esa cubanía no existiría si no fuera por «lo español» en su
cultura. Lo es por esa defensa de su cultura originada por la influencia de sus
gentes, y su adaptación a las circunstancias y de aquellos vecinos que también
fueron españoles, caribeños o iberoamericanos. Yo suelo decir: «ya se guardarán
los cubanos de perder su cubanía, porque si no habría que correrlos a gorrazos»,
pues eso también es español.
El
gobierno español nunca ha estado atado de pies y manos, y menos en cuestiones
internacionales. Al gobierno le salen críticas y reparos, sobretodo cuando
actúa de forma unilateral y sin contar con nadie, cuando «ordena» en vez de «consensuar»,
«pactar» y «gobernar», que siempre es diferente a «mandar».
Gobernar
significa «hablar», «contrastar», «comparar», «discernir» y sobre todo «elegir
bien». El único que pregona su nación es el País Vasco, pero últimamente parece
que ya no hablan tanto de eso. Hay que buscar el mejor acomodo a las regiones
para que ninguna se sienta desplazada. Claro que eso desgasta bastante y obliga
a hacer cosas como ceder competencias, que no es lo mismo que soberanía. Se
confunde mucho dar competencias con quitar gobierno, y eso no es lo que la mayoría
piensa.
Las
autonomías son parte del Estado y por consiguiente al Gobierno Central (GC) debería
darle lo mismo tener el mando en un sitio como Madrid o en otro como Sevilla,
por ejemplo. Al GC no se le quita nada, solo se le dice que delegue el mando
por zonas y eso es diferente. Reparte los recursos al igual que se reparten
ordenes, y en eso siempre han sido maestros, algo que nunca les ha costado, ni les
han cuestionado.
La
vigilancia de un buen gobierno autonómico si debería venir del GC, como un buen
director de orquesta y además repartiendo papeles y tareas para que todo el
mundo haga bien su trabajo.
Muy acertados esos apuntes. Me gustan. España fue muchos reinos y ahora son muchas Autonomias. Eso preserva lo mas puro de España aunque otros no lo entiendan. Ahora si, yo no creo que el PP sea el unico que a chuleado a Anadalucia, a mi entender el PSOE y IU tambien a libado bastante.
ResponderEliminarEl terrorismo ha hecho que tanto PSOE como PP ande con melindrismos con el Pais Vazco. Tienen mas concesiones que nadie, siendo ellos tan españoles como el que mas o el que menos. No soy fanquista, mis dos abuelos y un tio abuelo pelearon contra Franco y se todo lo negativo que le hizo a España, pero joder que no me digan que no fue el unico que puso aquello en cintura. Toda la blandengueria de PSOE y PP, creyendo que ser buenitos con los terroristas iba a funcionar y que lo malditos entenederian lo grande que es ser español no sirvio de nada. Asi que si los vascos tienen mas autonomia que nadie es por el terrorismo, no te jode.
ResponderEliminarUnas autonomias son mas autonomas que otras por el terrorismo. Una cosa mas,en le caso de Cataluña, ademas del terrorismo tambien hubo mucha chuleria catalana. A mi se me hace pinidi lo de la preservacion de las lenguas y que me perdone el que se sienta ofendido. Luce muy bonito hasta que te dicriminan por no saber una lengua que solo es del lugar y eso pasa mucho en Calaluña. Ese canchondeo de los catalanes con los demas españoles me toca bien las narices.
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