En Facebook, - que ya he me he vuelto un auténtico facebookinano
-, comencé a escribir algo y me di cuenta de que era demasiado largo. Mi amigo
Robert, con quien ocasionalmente hago colaboraciones de este tipo, me permitió postear
en su blog. Reconozco que no tengo el mío propio porque estas cosas no se me
dan bien, pero gracias a que yo tengo relaciones de trabajo con su editorial, estamos
muy bien sincronizados. Gracias Robert.
Me decidí a escribir lo que sigue porque ya me resultan
aburridos, y hasta enfermizos, esos post en donde salen animales maltratados. El
video objeto de este escrito, (No se si se pueda poner ahí. Ya me dirás Robert),
es este:
Si, es obvio que lo que ahí vemos es algo con grandes
destellos de crueldad. La pregunta que primero surge de mi razonamiento es: «¿Hasta
que punto somos crueles por naturaleza?» Pero yo propongo que cualquier respuesta
posible la dejemos para el final. Permítanme empezar por el origen de esta crueldad.
La primera vez que pensé en esto, fue cuando mi nieta,
que aun estaba pequeña, se pasó un mes conmigo. Mi hija y mi yerno se habían
ido de vacaciones a Grecia porque realmente necesitaban un descanso y con una traviesa
como mi bella Anna, no iban a tener nada de sosiego. Por otra parte, yo estaba
muy feliz de tener un tiempo de intranquilidad con la pequeña.
El primer día en que amaneció en mi casa, nos sentamos
a la mesa y de desayuno le serví beicon, un par de huevos fritos, tostadas y un
baso grande de jugo de naranja. No pueden imaginarse mi sorpresa cuando
escuché: «Lo siento abuelo, yo soy vegetariana». De acuerdo a mi crianza, eso
era prácticamente una aberración en las costumbres alimentarias. La miré directamente
a sus grandes ojos azules. Brillaban de alegría y era indudable de que a ella
le parecía muy simpática mi expresión de sorpresa. Yo solo quería saber si estaba
bromeando, pero ella insistió: «Dije que soy vegetariana». ¡Iba a ser un mes
muy difícil para mi!
Por supuesto, la complací. ¿Quien se resiste a los
deseos de una carita tan adorable? Fue un mes en que sufrí mucho porque me
convertí súbitamente en un «vegetariano a
la fuerza», pero me molestaba que la nena, día tras día se tomara dos suplementos de aminoácidos, vitaminas y
minerales. ¿Cómo se puede cambiar un buen bistec por un par de tabletas? Muy pronto
lo entendí. Existen aminoácidos esenciales y cuatro vitaminas que no existen en
las fuentes vegetales, así que es necesario, si no se va comer proteína de
origen animal, tomar ciertos suplementos. Me lo explicó su padre que era
médico, pero yo no estaba conforme con aquella decisión. - Lo toleré, como buen
abuelo y buen suegro, pero no era de mi agrado -. Ahora les explico el por qué.
Nuestros homínidos (de la antigüedad), lo habrán dado
en la escuela, eran cazadores y recolectores; ni siquiera conocían la
agricultura. Digamos que como llevamos unos 15 000 años de civilización, el
resto, unos cuantos millones de años, comíamos carne; mucha carne. Imagínense
esa escena frente al antílope que cazamos entre todos los miembros de la tribu,
zampándonos un pedazo del siervo cuando la sangre todavía está caliente. Pensemos
también que no podemos digerir las plantas, como lo hacen los rumiantes porque
no tenemos rumen (el estomago de los rumiantes), ni esos grandes molares que
caracterizan a esos tipos de animales. Además, nosotros tenemos caninos, como
los perros, los leones y resto de los mamíferos cazadores. Esta información básica
sobre nosotros mismos, ¿no nos dice nada? No nos informa algo como: Estamos
diseñados para comer carne, y por supuesto, también vegetales. Pensemos en el jabalí
o el oso, que comen, propiamente dicho, de todo. Pensemos que para estudiar el
sistema digestivo, los científicos prefieren usar cerdos. ¿Sabéis por qué? Por
que nuestro sistemas digestivos son iguales; somos omnívoros (parte carnívoros y
parte vegetarianos). - Nuestra biología no es más que un diseño (ya sea
evolucionista, de diseño inteligente o creacionista), pero en este diseño está
incluido lo que debemos comer con cierta regularidad -. Mi conclusión, con mi
escasa cultura en ciencias médico-biológicas, pero que tampoco es de despreciar,
es que en nuestra dieta deberían estar incluidas las fuentes proteicas de
origen animal. – El vegetarismo si es una aberración forzada de nuestro comportamiento
respecto a la alimentación, probablemente forzada por razones éticas y morales.
Por otra parte, hace mucho tiempo que los científicos demostraron que es un
mito total que los humanos vegetarianos sean más saludables que los omnívoros,
pero como ocurre con todos los mitos, este se repite incesantemente por seudocientíficos
que encuentran en esta filosofía una manera diferente, - quizás interesante, atractiva
o esnobista -, de enfocar la vida.
Ahora nos queda pensar en la parte de la ética, que seguramente
es la que preocupa más. En ese sentido también hice una modesta investigación que
podría sorprenderles. Hay una relación matemática poco estudiada entre el crecimiento
tecnológico y el crecimiento poblacional. Si entendemos a la tecnología como la
herramienta cognoscitiva que nos permite mejorar la vida, no podemos evitar
pensar en la medicina, en las técnicas de cultivo y en la producción en general.
Obviamente mientras más desarrollados somos tecnológicamente, morimos menos de enfermedades,
de hambrunas y de frio (salvando las diferencias económico-políticas entre
naciones). Si vivimos más tiempo, la natalidad
es mayor y la posibilidad de no alcanzar la mayoría de edad es menor, y se lo debemos
a la tecnología. Antiguamente la población no crecía a la velocidad que en
crece en la actualidad, ese aumento de velocidad, y aquí volvemos a insistir,
se lo debemos a la tecnología. Como consecuencia, el resto de las especies auto-regulan
su población, mientras que la nuestra crece indiscriminadamente. En otras palabras,
somos demasiados, y seremos muchos más. El hombre, para mantener ese ritmo tecnológico
que influye en el aumento de la población, tiene que buscar nuevas maneras de producción,
y esto incluye esa imagen de gansos descabezados en una línea de producción.
Pero, viéndolo fríamente, no hay mucha diferencia
entre este hombre y aquel otro que era capaz de matar un ciervo a pedradas. Véanlo
descuartizando a un animal cuando aun no está muerto, usando cuchillos mal
afilados (si es que ya llegamos a la edad del hierro). Véanlo como otra especie
que necesita alimentarse, tener pieles para soportar el frio y grasa que les de
energía calorífica para sus duras actividades diarias. Acepten que la prioridad
número uno de cualquier animal, es la de sobrevivir, procrearse y mantener la continuidad
de su especie.
Simplemente, el hombre con su inteligencia de orden
superior en cuanto a su valor creativo (no superior en importancia), se fue varios
pasos delante. Entonces, para cumplir con esa obligación de subsistencia, y con
la circunstancia de que en la actualidad la humanidad tiene muchísimas más
bocas que alimentar, se ha visto precisado a crear estas tecnológicas líneas de
producción de alimentos, que evidentemente reflejan uno de los lados más
oscuros de nuestra personalidad.
Es un tabú hablar de exceso de población, pero no se
puede tocar el asunto de los métodos de producción de proteínas de origen animal
pasando por alto este asunto. Somos demasiados, esa es la realidad. Algunos países
como Holanda, Alemania y Bélgica, tienen regulaciones muy severas que
determinan cierto espacio por animal. Por ejemplo, mientras que en Alemania una
gallina destinada a carne debe tener un metro cuadrado, en China y la India se permiten
hasta 8 gallinas en el mismo espacio. Se trata de producciones más baratas, de
menos calidad, pero mucho más apresiadas. ¿Llegamos ahí porque quisimos¿ ¿Pasamos
de aquella gallina suelta, que picoteaba todo el día lo que se encontraba en
una yarda a gallineros híperpoblados porque nos agrada ser crueles? ¿No será esto
la aplicación de un Darwinismo tecnológico?
¿Lo primero que tenemos que plantearnos es la difícil pregunta:
¿Qué estamos haciendo para contrarrestar el excesivo aumento poblacional? Se imaginan
un mundo con menos personas y con la tecnología que ahora poseemos? No solo los
animales tendrían una vida mas saludables, nosotros también. Es mas, este tema
trasciende a la esfera del propio valor del ser humano. - Valdríamos más si
somos menos –. Nos pagarían mejor, nos cuidarían más y tendríamos más derechos.
Digamos que no nos daríamos codazos para conseguir un trabajo, porque los empresarios
se darían esos codazos para tenernos. Mientras más somos, somos más esclavizables.
Lo curioso es que en esa historia, como ya hemos visto, no somos la única especie
que entra en la escena terrible.
Seguimos con la parte ética. Me gustaría decir, muy por
arriba, que en esta materia entra el «uso de animales en la experimentación».
Pero eso es otra hipocresía, porque cuando tenemos cáncer usamos medicamentos
que fueron probados y estudiados en animales, lo mismo que si tenemos fiebre nos
tomamos una aspirina que también fue probada y estudiada en animales. Es aun más
hipócrita, porque esos suplementos que toman los veganos, también fueron
estudiados y probados en animales. - Sí, los homeópatas nos parecen una linda alternativa,
pero cuando la cosa se pone seria no lo pensamos dos veces; vamos a la farmacia
y compramos lo que nos recetó el médico del hospital -. Dicho de otra manera, si
nos ponemos muy melindrosos con que si fue probado o no en animales, lo más probable
es que nos muramos. Para rematar, las mascotas, esos animalitos que los “buenos
humanos” amamos tanto, que mantenemos y humanizamos apresándolos en nuestras
casas, tampoco sobrevivirían sin los
medicamentos que fueron estudiados y probados en otros animales. Yo pienso que
en este asunto de la experimentación animal, la hipocresía es todavía mayor.
Para concluir esto, unos meses después de que mi bella
nieta me dejara otra vez solo, me puse en contacto con los padres y les planteé
este punto de vista. Como ambos son personas muy inteligentes, aceptaron que educar
a mi nieta en esta línea, que tiende a rozar la estupidez, no era bueno para
ella. Ellos se alimentaron con carne y crecieron saludables, ¿por qué dejarse
llevar por una moda que fracasará? Somos omnívoros, comemos carnes y vegetales,
esa es nuestra alimentación natural.
Por supuesto, todo es mejor balanceado, sin abusar de
las grasas, de los carbohidratos y de las mismas proteínas. También es positivo
que hagamos conciencia sobre nuestros métodos de producción, y no solo en el
caso de los animales, sino también en el de los vegetales (los bosques que se
pierden y el empobrecimiento de la tierra). Sin ninguna duda, si pensamos profundamente
en todo lo anterior, llegaremos a la conclusión de que somos demasiados y de
que tenemos que detener la plaga humana (a nosotros), antes de que acabemos con
todo y terminemos por deshumanizarnos por completo.
Una cosa más: Mi nieta, que es una excelente médico, hoy
es una omnívora humana normal.
Y ahora sí que termino. Parece que hoy tenía ganas de
escribir, así que voy a aprovechar el impulso para ponerme a trabajar.