Al niño le encantaba hacer
cosas malas. Decirlo de otro modo costaría afirmar, que el niño también era
malo, pero no queremos oírlo de esta manera.
Un día se puso a pensar
cuan rechazado era por todos en aquel pueblo y fue a pedirle consejos a su
abuelo.
- ¿Abuelo que debo hacer?
En este pueblo todos me rechazan.
- Te rechazan porque lo
que haces no es bueno para ellos.
El niño se puso muy
pensativo durante un tiempo. El abuelo guardó también silencio y continuó sacándole
lascas a un pedazo de madera blanca.
- ¿Por que son malas, si
yo las encuentro divertidas?
La forma humana iba
revelándose en la madera que más tarde llegaría a formar parte de su pequeña
tienda de artesanías. Dejó a un lado la cuchilla y la diminuta figura sin
terminar. A continuación, miró a su nieto sobre la montura de los espejuelos.
Después le dijo:
- No todo lo que es bueno
para ti lo es para el resto. Para ser aceptado primero debes empezar a hacer
cosas que son buenas para los demás, aunque no lo sean para ti.
- ¿Que debo hacer?-
preguntó
- Antes de empezar a hacer
nada, primero debes recordar a cada una de las personas a la que le hayas
causado dolor o malestar. Por cada una de ellas, clavarás sobre la
cerca que rodea nuestra casa, un clavo.
Así paso más de un mes
mientras iba recordando e insertando clavos en la cerca. Cuando terminó fue
donde su abuelo.
- Abuelo, he recordado a
todas la personas que me dijiste y hay un clavo por cada una de ellas. Mira la
cerca.
El abuelo, lo
miró nuevamente sobre los espejuelos.
- Ahora, debes comenzar a
hacer buenas acciones a esas personas y pedirle disculpas. Una vez que te hayan
perdonado, retiraras su clavo de la madera.
Esta vez la tarea duró
mucho más tiempo. El niño pasó más de un año haciendo buenas acciones y
disculpándose. El esfuerzo tuvo su mayor premio cuando el último de los clavos
ya no estaba sobre la madera. Por eso corrió a darle la noticia a su abuelo.
- Abuelo ya terminé. Ya no
hay clavos en la cerca. Seguramente ahora si seré aceptado.
El abuelo lo tomó del
brazo y lo llevó hasta la cerca. Una inmensidad de orificios habían quedado
como marcas irreparables sobre la madera. Entonces le miró fijamente a los ojos
y le dijo:
– Podrás curar cada
herida que abras en el corazón de la gente, si así lo deseas, pero será parcialmente. Esa cerca no volverá a ser como antes.
Le tocó la frente y concluyó:
-
Lo importante no es pedir perdón, lo importante es no tener que pedirlo.
Adaptación al español de Robert Pedreiturria.
Una de las versiones del cuento popular alemán, "Nageln in den Zaum".
Adaptación al español de Robert Pedreiturria.
Una de las versiones del cuento popular alemán, "Nageln in den Zaum".
Ese es el cuento perfecto para mi hermana. Hace cosas que sabe lo que me molestan y despues viene con sus disculpas. Ella cree que con eso se resulee todo.
ResponderEliminarEs verdad. Muchos van y hacen daño, pero el domingo los ves en misa tomando la ostia, porque el sabado se confesaron. Creen que el perdon lo resuelve todo.
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