- también facilito - (plagiando el gancho que usan muchos para hacer creíble su opinión personal)
Después de leer uno de los tantos
artículos basura que abundan en la red, donde por fortuna todos pueden decir
algo y donde por desgracia algunos de los que lo hacen carecen de la más mínima
ética profesional, decidí escribir sobre el tema.
Grecia entró en la Unión Europea (UE) en
1985. En esta época no existía una moneda como el euro, tan solo se trata de un
intento por crear algo parecido a lo que ya tenían los británicos con las ex
colonias; una especie de Commonwealth. El objetivo era abrir las fronteras
entre naciones del hemisferio para favorecer el turismo y el comercio de la
región. Es bueno aclarar que en aquella época, aun existía el llamado Bloque
del Este (BE) que mantenía una postura de distanciamiento con lo que se conocía
como la Europa Oriental, la que encabezaba la idea de la UE. Sin embargo, la UE
no tenía en si misma un proyecto político encaminado a formar parte de la
guerra fría, puesto que varias naciones de la misma, tenían gobiernos con
ideologías enfrentadas a otros de la zona. Es decir que la UE, tenía un
proyecto estrictamente económico, pero no político.
Por supuesto, la caída del
muro de Berlín en 1989, dio paso al fin de la Guerra Fría y con este suceso
muchos países del BE comenzaron aspirar a ser parte de la UE. Lo importante en
este aspecto es que ya Grecia llevaba cinco años formando parte de la UE.
La moneda única, el euro,
ya era un sueño que manejaban los primeros miembros de la Unión. El
razonamiento era sencillo. Si una moneda significaba la fuerza del volumen
económico de una nación en particular. Entonces la unión de todos esos
volúmenes económicos en una sola moneda sería representado por una moneda mucho
más fuerte. Y así fue. El Euro al nacer fue una moneda mucho más fuerte que las
de cualquiera de las anteriores, las que representaban a las diferentes naciones.
El Euro, era de inmediato la moneda alternativa al dólar. Por si sola valía más
que el marco alemán, que el dracma griego, o la peseta española, por citar solo
tres ejemplos.
Lo que muchos evitan
mencionar es que para entrar en la moneda única, los economistas de la Unión se
percataron que algunas economías no estaban preparadas para responder con la
misma fuerza al euro. ¿Cómo explicar esto - facilito - ?
Recordarán el razonamiento
sencillo de que la fuerza de una moneda está en el volumen económico de la
nación que representa (industria, exportaciones, infraestructuras, respaldo en
oro, instituciones científicas, comerciales, educacionales, e incluso la
riqueza intelectual y científica de la nación). Todo eso está representado en la
moneda. Pues imaginemos un caso hipotético, e imposible en realidad, pero que
servirá para comprender algunos disparates.
Si una nación tuviera el
poder de decir que su moneda vale mucho más de lo que realmente vale, y el
resto de las naciones le creyeran, sucedería lo siguiente. Los inversionistas
comprarían la moneda, pero sería una estafa, porque si quisieran comprar con
esa moneda un pedazo de la economía correspondiente algunos de ellos podrían,
pero otros se quedarían con la moneda en la mano y no podrían adquirir con ella
nada de nada. Muchos pensaran, «bueno que se jodan los inversionistas por
tontos», pero aquí les traigo una mala noticia: ellos no son los únicos que
pierden. Sepan que los inversionistas más importantes de cualquier nación son
los nacionales, porque básicamente son los que invierten sus ganancias en el
país. La economía crece en la medida en que esas inversiones representen más industrias,
o más de algo, para el país. Los nacionales son precisamente los que no pueden
salir corriendo y decir, déjame gastarme rápido esta moneda en un pedazo de
economía de otro país. En otras palabras una estafa así, la estafa de una
nación creando una moneda con un valor inflado, cae con más fuerza en los
nacionales. En cierto sentido eso es lo que pasó con Grecia.
Antes había explicado que
la UE entendió de inmediato que los países deberían reunir ciertos criterios
económicos, y uno de ellos era la capacidad de responder con su economía a la
nueva moneda, que sin duda tendría que ser más fuerte. Grecia aspiraba a toda
costa entrar en la UE y para ello falsificó sus datos económicos. Lo que
parecía imposible en el ejemplo hipotético ocurrió, puesto que le vendió a
Europa una moneda sobrevalorada, dracmas, a cambio de euros.
Otra dato que olvidan
nombrar algunos articulistas es precisamente ese y que además eso fue posible
porque la Instrucción de que gestiona las estadísticas nacionales en Grecia,
aunque cueste crearlo, no es independiente al Estado como en la mayoría de las
naciones democráticas del planeta. No en balde, en el paquete propuesto el
pasado 12 de Julio a Grecia, incluía la separación de esa institución del
Estado. Grecia entró en el euro en el 2002, junto a la mayoría de los países
que hoy conforman la zona euro. En ese momento se benefició sustancialmente de
haber comprado una moneda a un precio menor del real. Por supuesto el resto de
sus socios europeos suponían que aquella transacción era correcta. Pero pasó el
tiempo y Grecia era incapaz de producir euros a nivel económico, de la misma
manera que sus socios. Muy pronto sobrevino un déficits monetario y esto
ocurrió por varias razones.
La primera, ya esta
arto-explicada, la de una economía que no responde con eficiencia al nivel de
exigencia del euro.
La segunda, también muy
nombrada, es que en Grecia las inversiones no generaban suficientes ganancias
mudaron sus capitales a entidades financieras más seguras, como lo hicieron
también muchos ciudadanos que se percataron
de la situación.
La tercera, es que Grecia,
por alguna extraña razón, se ha negado siempre ha tomar medidas de control
fiscal más severas. Recordaba hace unos días un periodista alemán como era
posible que en Grecia desaparecieran toneladas de combustible cada año entre el
trayecto de surtidor al distribuidor. Todos los gobiernos de Grecia se han
negado a ser asesorados en materia de control fiscal, razón por la cual esta es
también otra de las medidas que viene como condición en el paquete de ayuda. Grecia
será controlada en ese sentido hasta tanto sea capaz de ser autosuficiente en
el control fiscal, en el control aduanero y en el control del comercio en
general.
La cuarta, es que Grecia
no ha hecho nada hasta ahora para perseguir de una manera efectiva a los
evasores fiscales que representan poco más del 20 porciento del dinero que Grecia
ha perdido en materia de fuga de capitales. Y precisamente esto también viene a
ser uno de los requisitos para que ocurra el nuevo rescate del país Heleno.
En materia de recate, hay
que recordar que le primer rescate real ocurre exactamente en el momento en que
Grecia entra en el Euro. El euro representó para Grecia una inyección económica
que no supo aprovechar. Además que en ese momento Grecia es protegida en
materia industrial. Casi el 80 porciento de la producción de yogurt y otros
lácteos es asignada a Grecia, y el precio de la decisión lo pagan los ganaderos
de Cantabria (en España), en (Babaría (Alemania) y otras muchas regiones de
Holanda y Francia. Regiones que llevaban muchos siglos viviendo de la producción
leche para lácteos, ahora tenía que
vender parcelas para que algún pequeño inversionista nacional hiciera por allí
su chalet. Tal vez por estos sacrificios vanos, duela tanto que Grecia no haya
aprovechado su oportunidad.
Después vinieron dos
rescates en que la Unión confió en que los gobiernos aplicarían las medidas
para sacar del hoyo al país, y ahora este tercero. Claro, que como se suele
decir «a la tercera va la vencida». Esta vez Europa no cede sin verdaderas
garantías, a las cuales Grecia llama “injerencia” y la UE “acción de confianza”.
He llegado a leer que en
el pasado Grecia recibió X cantidad de dinero y que pagó X cantidad
incrementada en un 56 porciento. Lo cual es falso. Alguien dijo textualmente
que Grecia recibió unos 50 000 millones y que ya había pagado, con los intereses,
unos 120 000 millones. Esas cifras están falseadas completamente. Además en los
análisis extrapolan la deuda griega a los problemas que han tenido muchos
ciudadanos con las tarjetas de crédito. La realidad es que todos los prestamos
que ha recibido Grecia procedentes de la Unión Europa y del FMI bordean 1.85 %
de interés, lo que hace imposible que esos cálculos, puramente fantásticos, respondan
a una mínima realidad. Lo que es peor, Grecia no ha pagado ni el 20 porciento
de los prestamos, excluyendo en ese cálculo los intereses. En otras palabras:
«Grecia no paga». El dinero sale del país, para no regresar.
Otra cosa que escuchado es
que los bancos (alemanes, franceses, holandeses, etc.) sacan el dinero de
Grecia y crean un déficit monetario en la nación Helena. Los bancos no mueven
dinero, eso lo hacen empresarios y los ciudadanos mejor informados. Y cuando
esto sucede es una respuesta a la insolvencia de la economía griega, no es
decisión política de las naciones. Es lo que haría cualquier ciudadano sensato
dispuesto a proteger lo que le pertenece. (Por eso es que existe el corralito,
porque esa es la tendencia natural).
No he abarcado toda la problemática.
Yo le había pedido a un economista experto que lo hiciera por mi, pero este
gran amigo no tiene tiempo para estos asuntos en estos momentos, así que nos lo
debe. Y queda la invitación abierta.
No hay monstro mezquino
detrás de la deuda griega, lo único que existe es corrupción, ineficiencia y
malas prácticas. Cada vez que a un grupo de personas les va mejor que a otras, se
convierten en los culpables. Lo dijo Hitler sobre los judíos, lo dicen los
dictadores ávidos de enemigos eternos, lo dicen los incompetentes. Pero esa no
es la postura que creerán los estudiosos del problema en el futuro, cuando no
existan ataduras políticas a la hora de opinar.