martes, 30 de agosto de 2011

La Guerra de los Celulares (Móviles)

La idea de que el control de la información es la manera más segura de gobernar las mentes, es mucho más antigua de lo que muchos suponen. Los egipcios condenaban a la mutilación a todo aquel, que en tiempo de guerra, emitiera una opinión en la que se sugiriera una posible derrota. De esta manera, los improvisados ejércitos, campesinos reclutados, marchaban contra sus enemigos repitiendo constantemente que ganarían la batalla y así todos servían de publicidad sobre la posible victoria. Habría mucho que contar al respecto, pero la historia de la humanidad es muy larga y hoy tenemos prisa por acercarnos a lo que sucede en nuestra Isla.

Desde el inicio de la Revolución Cubana los medios de información y de divulgación de la misma fueron intervenidos para controlarlos a conveniencia. De camino a la Habana, después de bajar de la Sierra, Fidel Castro fue deteniéndose en las ciudades más importantes para dirigirse al pueblo e ir informándole sobre su proyecto revolucionario. Es de recordar aquel discurso que dio en la ciudad de Camagüey, donde hizo varias referencias a la libertad de prensa. 

Fragmento de Discurso de Fidel Castro Ruz
Camaguey, 4 de Enero de 1959

"…..Pero, además, cuando no había censura no podía decirse, sin embargo, que había libertad de prensa. Porque cuando un derecho se lo pueden arrebatar al pueblo de un día para otro tranquilamente, no es un derecho. Existe un derecho, cuando es realmente un derecho seguro; cuando se puede disfrutar sin el temor de que se lo arrebaten, porque nadie puede arrebatárselo (APLAUSOS).

Libertad de prensa hay ahora, porque sabe todo el mundo que mientras quede un revolucionario en pie habrá libertad de prensa en Cuba (APLAUSOS). Quien dice libertad de prensa, dice libertad de reunión; quien dice libertad de reunión, dice libertad de elegir sus propios gobernantes libremente (APLAUSOS). Cuando se habla del derecho de elegir libremente, no se refiere solo al presidente o a los demás funcionarios, sino también a los dirigentes; el derecho de los trabajadores a elegir sus propios dirigentes (APLAUSOS). Cuando se habla de un derecho después de la Revolución triunfante, se habla de todos los derechos; derechos que son derechos porque no se pueden arrebatar, porque el pueblo los tiene asegurados de antemano.

Cuando un gobernante actúa honradamente, cuando un gobernante está inspirado en buenas intenciones, no tiene por qué temer a ninguna libertad (APLAUSOS).  Si un gobierno no roba, si un gobierno no asesina, si un gobierno no traiciona a su pueblo, no tiene por qué temer a la libertad de prensa, por ejemplo (APLAUSOS), porque nadie podrá llamarlo ladrón, porque nadie podrá llamarlo asesino, porque nadie podrá llamarlo traidor. Cuando se roba, cuando se mata, cuando se asesina, entonces el gobernante tiene mucho interés en que no se le diga la verdad.  Cuando un gobierno es bueno, no tiene por qué temer a la libertad de reunión, porque los pueblos no se reúnen para combatirlo, sino para apoyarlo. Quienes, como nosotros, tienen hoy el privilegio de ver a la masa del pueblo reunirse para brindarnos su respaldo, pueden comprender perfectamente, que solo cuando los gobernantes se han granjeado la enemistad de su pueblo, pueden concebir la estupidez, la injusticia, de negarles a los ciudadanos el derecho a reunirse (APLAUSOS).

Cuando un gobierno ha sido incapaz e inmoral, entonces es solamente cuando se le ocurre negarles a los ciudadanos el derecho de votar, porque, si es bueno, la ciudadanía le brinda su respaldo; si es malo, se lo niega.

Muchas lecciones ha aprendido nuestro pueblo en los últimos años.  Todos hemos aprendido algo.  Nuestro pueblo ha aprendido mucho.  No hay mejor escuela que la experiencia, y no hay mejor lección que aquella que se experimenta en la propia carne. Siete años de tiranía han enseñado mucho a nuestro pueblo, siete años de tiranía nos han enseñado, sobre todo, que nuestras libertades no podemos nunca más perderlas de nuevo.

Si aquí en esta plaza se ha reunido virtualmente la ciudad entera, es porque a la ciudadanía le está interesando su destino, es porque a la ciudadanía le está interesando todo cuanto atañe a su futuro y a sus derechos. El indolente ha desaparecido, el indiferente no existe.  No hay hombre o mujer que no se preocupe hoy por las cuestiones públicas, porque no hay uno solo que no haya sufrido en sus carnes la garra de la tiranía.  Yo no sé cuántos cubanos han vivido estos siete años sin haber recibido un golpe, un empujón, una bofetada, un culatazo, un insulto; qué cubano no ha perdido un ser querido o un amigo vilmente asesinado; qué cubano no guarda luto en su ropa o en su corazón.  Y es que no hace falta que le asesinen a un hermano, es que no hace falta que le asesinen al esposo o al hijo; basta levantarse una mañana y ver regado por las calles un rosario de cadáveres, para que todo el mundo se sienta de luto, para que cada madre se llene de incertidumbre y de temor: Hoy fue el hijo de la vecina, el hijo de la amiga; mañana puede ser su hijo o su esposo.

No vivían seguros en Cuba ni los chivatos (ABUCHEOS). Desde luego, que estaban mucho más seguros que ahora; pero ocurría a veces que las propias tropas en operaciones —a veces— mataban a los chivatos para que no les dijeran dónde estaban los rebeldes.  Nadie se sentía seguro.....”

Para el discurso entero haga clic AQUI

Esa era la tónica de aquellos discursos, que en unos pocos meses dejaron de tener vigencia, exactamente cuando los medios de prensa, la televisión y la radio, fueron intervenidos. El gobierno revolucionario fue excesivamente apabullante cuando se trataba de controlar la información y de esta manera creó un nuevo sistema basado en la desinformación, el autoelogio y el adoctrinamiento. Muchas familias descubrieron que habían sobreproducciones nacionales, que no se reflejaban en lo que encontraban en los lugares de abastecimiento. Un chiste de la época era cuando el marido gritaba «Mujer corre y traete una javita que hay papas en el televisor». Pero sin darse cuenta los cubanos cayeron en la rutina de aceptar toda la Revolución que se les vendía. Una vez que se dieron cuenta que el sistema funcionaba internamente, entonces lo implementaron hacia el exterior construyéndose una imagen más conveniente para el mundo.

Primero que nada lo hicieron aceptando periodistas de prensa extranjera que accedieran a las nuevas condiciones del gobierno para trabajar dentro de la Isla. Lugares autorizados, personas autorizadas para ser entrevistadas, el tipo de pregunta permitida. Claro que había muchos amigos de la Revolución que estaban dispuestos a deformar su profesión por «una causa más elevada”, aquella que se relacionada con los «ideales más bellos». Ellos eran los “periodistas acreditados». Las cadenas de televisión extranjera tenían que aceptar estas condiciones si deseaban tener sus reporteros dentro de la Isla. En las entrevistas que se le hicieron al Comandante en Jefe, no se permitieron aquellas que se consideraban agraviantes a su persona, además de que jamás se hizo una entrevista en directo. Incluso se hacían sutiles cortes cuando el Fidel Castro parecía molesto. Además las preguntas tenían que ser entregadas con suficiente tiempo de antelación para preparar las respuestas y por otra parte algunas eran eliminadas, como es fácil suponer. Desde entonces a muchos periodistas, aquellos que no estaban a tono, ni eran tolerantes con la política del régimen se les expulsaba del país, o simplemente, de acuerdo a su historial, se les permitía entrar, o no.

La censura se extendió también al mundo de la cultura y del arte. Muchos autores, de todas las categorías, fueron prohibidos en la Isla. Algunos como Reinaldo Arenas, fueron perseguidos y finalmente encarcelados por publicar en el extranjero aquellas obras que eran censuradas dentro de la Isla. En los sesenta llegó a censurarse hasta la manera de vestir, el corte del cabello y por supuesto las inclinaciones sexuales. Apareció por primera vez el concepto de «Diversionismo Ideológico»” en donde todo lo anterior se podía interpretar como un crimen. La diversidad ideológica no era algo acorde a los principios del Marxismo-Leninismo y para salir al frente a aquellos contaminados con diversionismo ideológico surgió la UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), que no eran otra cosa que campos de concentración a donde eran enviados aquellos «inadaptados sociales». Inadaptado social podía ser aquel simple ser humano al que le gustaba los Beatles, pero lo cierto es, que los que más sufrieron aquellos deshonrosos castigos reeducadores fueron los homosexuales. La homofobia castrista encontró en aquella época un gran alivio. Por supuesto, el nuevo concepto se hizo una nulidad en cuanto resultó imposible juzgar la manera de vestir o los gustos musicales de los jóvenes, pero eso no empezaría a ocurrir hasta mediados de los setenta. Cabizbajamente hay que decir que aquellas campañas contra los «corrompidos» fueron un éxito en los sesenta porque una gran parte de la población colaboró con ellas.

A finales de los setenta aparecieron, de buenas a primera, antenas parabólicas en los tejados y balcones de algunos habaneros; bastante pocos en aquellos inicios. Como siempre ha sucedido, la ingeniosidad del cubano se puso de manifiesto y muchos comenzaron a crear sus propios decodificadores de la señal satelital. Era común que la familia se reunirá un sábado en la noche en casa del familiar en donde hubiera a una de aquellas maravillas. Ver el mundo como lo veía el mismísimo resto del mundo, era casi un sueño para los cubanos que comenzaban a cuestionarse su inmovilidad para estar allí, en aquel ilusorio universo. Un anuncio de televisión, era incluso algo que aquellos privilegiados no querían perderse, aunque supiesen de antemano que lo anunciado no estaría a su alcance. Ya en los ochenta la Habana y algunas ciudades importantes poseían al menos una antena parabólica ilegal por cada treinta familias. Tal fue la furia de las antenas parabólicas que comenzaron a propagarse como un cáncer por el resto del país, pero el gobierno de inmediato creo entidades dentro del ministerio de comunicaciones que inspeccionaban. Aquellos inspectores tenían el poder de decomisar y multar a aquellos que robaran la señal satelital. Se trataba de una imagen casi imposible, «el gobierno cubano protegiendo la propiedad extranjera de sus enemigos capitalistas». Sin embargo ese fue el fin de la «propagación del nuevo mal».

Cuando Internet empieza su mayor auge en el mundo, principios de los noventa, rápidamente fue constatado el peligro que representaba un nuevo espacio de información no controlable. El gobierno necesitaba Internet para insertarse en el mundo cibernético y continuar con su paso triunfante y propagandístico en el exterior. Había una contradicción muy grande en usar la Internet o rechazarla. Sin embargo, el gobierno fue por partes. Primero creó una red interna, con servidores internos, para la comunicación entre sus instituciones. Fue efectivo desde el inicio. Ahora, en los lugares más privilegiados, se podían crear correos electrónicos, sin el peligro de tener internautas viajando a lugares lejanos por medio de la red. Claro que muy pronto las empresas extranjeras y el turismo comenzaron a demandar un servicio real de Internet. Además de que en los altos niveles del Estado se hacía imprescindible estar informados y ahora, no estar en la red, representaba no estar al día en cuanto a la información. Fuentes muy confiables aseguran que desde mucho antes, en 1988, ya había en Cuba departamentos especializados en información dentro del Ministerio del Interior y del Ministerio de la Fuerzas Armadas, con Internet. En estos lugares se tomaba la información proveniente del exterior, se analizaba y se transfería filtrada a los órganos oficiales de prensa del gobierno, básicamente Granma y Juventud Rebelde. Es decir que ya poseían algo de experiencia cuando se lanzaron a hacer contratos con proveedores de Internet en el extranjero. Primero fue introducida en las empresas no foráneas y seguidamente llegó a los hoteles. Pero la Rebelión de Internet iba siempre varios pasos más adelante y entonces todas las instituciones científicas comenzaron a demandar una Internet más real para el intercambio de información científica. Los Current Contents, que venían en discos de lectura óptica de buenas a primera ya estaban obsoletos y acceder a las publicaciones científicas de última hora obligaba a proveerles internet a los científicos. Aquí fue donde comenzaron los problemas y pronto, como una epidemia, una demanda parecida se extendió al resto de las instituciones del país. Ahora Internet estaba en manos de gente que podría cumplir las normas, o no cumplirlas, y por otra parte un control total sobre ese asunto era un imposible de lograr. A pesar de ello se hicieron regulaciones para el uso de Internet en la medida que esta se extendía más allá de los límites que se deseaban. Además que se crearon servidores filtros que intentaban retener, con muy baja eficiencia, aquella información que se considerara dañina para la Revolución Cubana. No funcionaba porque además, muchos privilegiados con servicio de correo, vendían clandestinamente sus cuentas de correo a otras personas que no estaban relacionadas con su institución. Llegó un punto en que también se vendía tiempo de conexión a Internet y un nuevo mercado negro comenzó a florecer. Fue necesario invertir en alta tecnología para realmente controlar la información que entraba a la Isla por medio de Internet. Entonces apareció China en la escena. Un país con la tecnología, pero sobre todo con la experiencia necesaria para tal propósito. Inmediatamente se hicieron contratos y nuevos servidores filtros se pusieron en marcha. El problema había sido solucionado parcialmente y la información solo podía salir y entrar en el país por medio de los correos electrónicos, que también seguían sujetos a normas (Normas del Estado Socialista). Sin embargo, al aumentar el volumen también se hizo imposible revisar los contenidos de todos los emails.

Pero el monstruo demoledor de barreras informativas aun estaba por despertar. Desde los ochenta ya los celulares se veían en Cuba en manos de unos pocos privilegiados. Era un servicio muy caro, destinado exclusivamente a gerentes de empresas extranjeras, personalidades y cierto tipo de individuo muy a fin (fiel) al gobierno. Se trataba de un servicio a muy baja escala, pero que también estaba destinado a crecer, y como siempre, ese crecimiento inicial estuvo condicionado por la demanda de los turistas. Pero lo que realmente provocó el auge del uso de teléfonos móviles fue que cada día las comunicaciones satelitales se hacían más baratas y la telefonía celular se aprovechó técnicamente de esta ventaja. Más adelante los teléfonos celulares se desvalorizaron tanto que hubo un remanente de teléfonos de generaciones anteriores, que casi podían ser regalados. Alcatel y otras compañías que operaban en Cuba sabían que muy pronto, y a pesar de los grandes impuestos que pagaban al estado por operar en su territorio, el precio caería. De esta manera muchos ciudadanos recibirían el beneficio de esta tecnología, siempre gracias a la bondad de la comunidad que vivía en el exterior.  El Estado Revolucionario se la estaba jugando el todo por el todo, o rechazaba el incremento de estos servicios y con ello el dinero que le representaba o se arriesgaba a que la información entrara en la isla a través de esta tecnología. El dinero pudo más y con ello miles de cubanos de pronto vieron en sus manos los pequeños aparatitos. Los juguetes podían grabar una pequeña película, enviar y recibir mensajes de texto y hablar con cualquier parte del mundo cuando fuera preciso. Ahora la disidencia cubana tenía algo con que probar lo que desde hacía años gritaba y nadie oía; ahora el mundo ya no podía tornar los ojos en otra dirección, ni los oídos.

El apoyo apareció de inmediato y se crearon páginas en Internet en donde se mostraban las conversaciones telefónicas (Háblalo Sin Miedo, Penultimos Dias, Martí Noticias, entre otras), junto a  las imágenes de terror que tenían que vivir los disidentes. Aparecieron otras páginas en donde podían ser introducidos los números de teléfonos celulares de familiares y conocidos dentro de Isla (Cuba Sin Censura). De manera que estos recibirían aquella información que en Cuba estaba censurada. También se rumorea que se ha filtrado hacia el exterior una lista con miles de números de teléfonos celulares que opera la compañía Alcatel. Esta gran combinación de elementos ha provocado que la Seguridad del Estado haya tenido que reevaluar y cuidar su manera de actuar. Movilizar escoria revolucionaria para los vergonzosos actos de repudio cada vez se les hace más difícil, pues muchos de estos ignominiosos no desean que sus rostro aparezcan en una televisión extranjera, más si en su más profundo secreto, albergan la esperanza de abandonar en algún momento el país. Los cuerpos de la seguridad del estado y la policía en general han recibido la orden de no pegar en público. Claro que el ciudadano de a pie va percibiendo en esto una debilidad del régimen, el régimen que ahora está obligado a cuidar más de su imagen.

Recientemente se han hecho redadas contra grupos de disidentes, en donde curiosamente el objetivo principal ha sido el decomiso de celulares y demás útiles de comunicación con el exterior. El mundo entero ya ha visto como se hace un acto de repudio, como se pega y como se destruyen las casas de los disidentes, ha podido ver con cuanta impunidad operan los aparatos represivos del gobierno y sobre todo ha podido comprobar que en Cuba el pueblo no está con el gobierno, y esto último sí que le ha dolido al régimen. Es el mismo mundo que ahora está conmovido y solo hace falta que los cubanos rompan con la inercia que siempre los ha hecho retroceder; el miedo.

lunes, 15 de agosto de 2011

El asunto de los empresarios españoles y su conveniente amistad con el gobierno de Cuba

Dada la inocencia de muchos, indignados por cuenta de la asociación de empresarios españoles con la cúspide castrista, muchos asumen una implícita y única culpabilidad del gobierno español en el tema. Resulta un poco inocente esperar de un empresario, hablando en términos de “decencias generales”, esa dignidad. La esencia de los negocios radica precisamente en sacar ese provecho extra que genera riquezas, lo cual conlleva a valerse de todos los recursos con que se cuente para ello, ya sean legales, económicos, habilidades, conocimientos, tecnología e incluso relaciones políticas.

Gabiel Escarrer (presidente de Sol Melia)
El 23 de mayo de 1990 Gabriel Escarrer, presidente de Sol Melia, junto a la familia Castro, inauguraron su primer hotel en Varadero. Se trataba de “Sol Palmeras” con un estilo constructivo mediterráneo, casi circular, en un privilegiado enclave de la península de hicacos. Escarrer no dejó de expresar su directo agradecimiento a Raúl Castro y Fidel Castro “por la confianza depositada”. Ya antes, en los setenta, varias compañías extranjeras como la CocaCola intentaron sin éxito, negociar con el Gobierno Revolucionario la oportunidad de administrar y operar sus compañías dentro del territorio nacional. Sin embargo, por aquella época, la doctrina era la «no admisión bajo ninguna circunstancia de compañías extranjeras dentro del territorio nacional». “La Revolución, junto al Campo Socialista, era supuestamente más que suficiente para enfrentar económicamente al Enemigo Capitalista”. Pero Cuba no generaba riquezas. La Isla en sí misma no era un buen negocio, salvo la imagen que proyectaba ante el mundo; la mejor publicidad para su Socialismo. Solo que, aunque se trataba de una imagen falsa, funcionaba. Los méritos constructivos de Cuba en cincuenta años de Revolución, representan muy poco, algo casi infinitesimal,  comparado con los últimos treinta años de la República. La isla, ingratamente, puede alardear básicamente de las construcciones que no se hicieron durante la Revolución y esa es en realidad su imagen fotográfica. La Cuba de los afiches, es la Cuba de los años treinta, cuarenta y cincuenta, no hay mucho más que presentar al público, salvo los hoteles que se hicieron a partir de los noventa con “capital mixto”, incomparables a los anteriores. Incluso la construcción del Hospital Hermanos Almejeiras, orgullo de la Revolución, era en realidad un proyecto comenzado antes de 1959, destinado a ser la sede del Banco Nacional de Cuba. La Plaza de la Revolución era en Realidad la Plaza Cívica, ¡vaya ironía!, que hasta fue necesario cambiarle el nombre. Así podríamos hacer un libro con ejemplos de ese tipo, pero alguien dirá que la Revolución hizo El Palacio de las Convenciones para presentar en un marco apropiado a sus líderes ávidos de sus simuladas glorias ante el mundo, para venderle finalmente a los ilusos esa idea grandiosa de la salud y la educación cubana, esa que realmente siempre ha estado en una decadencia perenne.  

Haciendo un rápido retroceso histórico, recordamos las primeras nacionalizaciones de la Revolución (1959-1961) donde cientos de importantes empresas, norteamericanas, cubanas y españolas básicamente, fueron intervenidas. Luego, en 1968, vino la segunda ofensiva revolucionaria en donde el resto de la propiedad privada, quedó finalmente en manos del gobierno. Hubo incluso ridículas intervenciones de puestos de fritas de vendedores ambulantes. A ese nivel llegaron aquellas gestiones oficiales. Pasó un período de casi treinta años en donde el único propietario en Cuba era “el pueblo”, entiéndase aquí pueblo por el gobierno revolucionario. Sin embargo, la Revolución Cubana, nunca fue una Revolución con verdaderos principios, los cuales eran los sujetos mutantes de los causes del mundo, combinándose de manera perfecta con las verdaderas intenciones de la Revolución, perdurar todo lo posible. Se suponía, según lo que se enseñaba en mi época, que en el socialismo la propiedad privada era inadmisible. Los medios de producción, según los principios marxistas-leninistas, deberían estar en manos de los obreros. Esto último resulto ser un simbolismo, porque en efecto, los medios de producción estaban en manos del proletariado, pero el Estado, representado en personas omnipotentes, eran los verdaderos dueños. Se pasó de una propiedad privada diversificada a una nueva forma de propiedad privada unificada. La clase obrera seguía estando al margen del poder económico, pero esta vez sin posibilidades de cambiar las cosas. Una vez que el Estado logra acaparar todos los poderes, económicos, jurídicos y políticos, entonces se convierte en sí mismo en propietario de todo, incluso de cada uno de los destinos de sus ciudadanos.

De pronto el dólar, la moneda del enemigo, se hace legal, de pronto el Estado decide que el capital extranjero es bien recibido dentro de la isla y de pronto aquellos que eran la supuesta vergüenza cubana se convierten en los benefactores. Incluso el estado cubano se molesta con el gobierno norteamericano cuando este restringe el envió de dinero a la isla a 1200 dólares al año, por cada uno de los residentes en su país. De buenas a primera el gobierno cubano grita “mafia anticubana de Miami, necesitamos tu maldito dinero”. Si antes la política del gobierno revolucionario era absurda, ahora era absurda y desvergonzada. Sin embargo, el gobierno cubano si podía soportar que los extranjeros hiciesen negocios dentro de la Isla de los cubanos, pero a los cubanos no se les permitiría que hiciesen tales negocios, incluso a los cubanos con otras ciudadanías residentes en el extranjero. Es como si quisieran pisotearte y demostrarte que pueden hacer contigo lo que les venga en ganas porque naciste en el país equivocado y todos valen más que tú porque no eres un extranjero. Y ahora aparece el empresario español, el canadiense, el mexicano e  incluso el haitiano. Ellos sacan sus cuentas rápidamente “A esta pobre gente me la están poniendo en bandeja. No tienen ningún sindicato, porque para colmo la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el único sindicato que existe, es del Estado y a este no le interesa su gente”. La maquinaria capitalista se echa a andar dentro del Estado Socialista. Si las empresas tienen que cumplir con ciertas normas en los estados democráticos y cuidarse de no hacer algo que las pueda llevar a enfrentarse a la ley, dentro del Estado Socialista el mensaje es: “Yo les presto a mis esclavos, el dinero que ellos produzcan lo administro yo, el dinero de mis esclavos me pertenece”. Con esos términos, hombres y mujeres terminan trabajando sin derechos y al empresario, por supuesto, se le hace la boca agua. Nada más hay que ir a China para entenderlo mejor, pero China no nos interesa para llegar a donde queremos llegar aquí, estamos en el Caribe, aquí las cosas son más calientes y van a ritmos diferentes.

Fidel Castro y Manuel Fraga
A principios de los noventa, José Manuel Fraga Iribarne, presidente de la Xunta de Galicia, se entrevistó con autoridades cubanas y después con el mismo Fidel Castro en una reunión a puertas cerradas en la casa del embajador de España. Nadie sabe que se habló detrás de aquellas puertas. Afuera, en el gran jardín de aquella casa, en el lujoso reparto Siboney, personalidades como el Gallego Fernández y Ricardo Alarcón vestían suntuosos trajes con brillantes en sus corbatas, nada de esas modesticas camisas a cuadros con que se les suele ver aparecer en público. Estaban jugando al capitalismo, un juego prohibido, pero que seguramente les apasionaba. Muchos sirvientes, muchos tragos nunca vistos con sus colores exóticos. Resaltaba por sobre todas las cosas la exquisita pastelería francesa, incluso allí estaba Carlos Varela, el cantante cubano, vistiendo una especie de toga negra. Increíblemente, Amárelo de Castro, el secretario de Fraga, también permanecía afuera. Demasiado secreto para que no pareciera importante. ¿Mafia? ¿Por qué no? Castro tenía fama de mafioso, al menos eso es lo que pensaba Eduardo Chivas de él, cuando Fidel era tan solo un estudiantito intentando ingresar en su partido. ¿Pero alguien se sorprende? Las cúspides de la política funcionan prácticamente igual que una organización mafiosa. Los intereses personales son bienes canjeables en el mercado de la política. Sin embargo, Fraga Iribarne representaba allí los intereses de los gallegos y ¿quién representaba los intereses de los cubanos? Nadie estaba allí por ellos, nadie salvo una brisa fresca que no olvidaría ese momento para recordarlo hoy. Ahora nos quejamos de que los españoles tienen intereses en Cuba, los acusamos de ser cómplices del gobierno cubano al darle las herramientas que necesitan los canallas para subsistir, ¿pero estamos actuando objetivamente? Veamos las cosas más despacio.

Empresarios Nortamericanos
Empresarios americanos están desesperados por entrar con sus productos en Cuba (así lo han manifestado varios cenadores), solo se lo impide una ley que ya todos conocen, La Ley Helms-Burton. Sin embargo, el resto del mundo sigue operando con cierta desfachatez en el territorio cubano. En ese punto Estados Unidos mantiene una posición, si no inteligente, moralmente aceptable con sus principios. Nadie va cuestionar aquí esos principios, solo aceptemos que son sus principios y que los Estados Unidos no los traicionan. Sin embargo, Estados Unidos es realmente responsable de un mal mayor; la permanencia de los Castros en el poder por más de cincuenta años. Muchos aseguran que a Estados Unidos le combino esa dictadura porque le permitió a ciudades como Miami erigirse como La Capital de Latinoamérica, pero nosotros no pretendemos hacernos voceros de esta afirmación hasta que no se presenten pruebas. Sin embargo, Cuba tan próxima al territorio americano, tan amenazante hacia los Estados Unidos, con un gobierno extremadamente despótico con su pueblo, permaneció y permanece intocable. Otras dictaduras del mundo no tuvieron esa oportunidad cuando el gran país decidió tomar cartas en el asunto. ¿Por qué Cuba no fue enfrentada? Coincido con Castro con que Estados Unidos no tiene el derecho de autoproclamarse  el gendarme del mundo. ¡Pero coño!, ya que lo es, ¿por qué se olvidó de Cuba? No hay nada peor que eso, volver la vista al otro lado si no se trata de petróleo.

Hablemos de Latinoamérica, «Los Pueblos Hermanos». La Revolución ha sabido hacerse una buena publicidad por esas regiones. Incluso dan cuotas de becas para que muchos latinoamericanos vayan a estudiar gratis a Cuba carreras como Medicina, Enfermería, Ciencias Biológicas y hasta ha creado una Escuela Internacional de Cine, donde realmente los latinoamericanos son los privilegiados. Cuando regresan estos bendecidos por la Revolución a sus respectivas tierras, se convierten en emisarios voluntarios del gobierno de Cuba y promoviendo un proselitismo revolucionario que ha ido creando una imagen surrealista de la realidad cubana. La Revolución Cubana ha colaborado activamente con muchos grupos guerrilleros y existen incluso pruebas gráficas de su relación activa con las guerrillas colombianas y el desaparecido ejercito zapatista con su comandante Marcos. Sin embargo parece que a “nuestros fraternos” no les gusta hablar sobre ello. A los cubanos sin derechos en Latinoamérica, no como seres humanos de segunda, sino como seres de tercera y cuarta clase, que viven en un limbo legal en toda esa región de nuestros «pueblos hermanos de Latinoamérica», les consta de manera sobrada lo que es Cuba para estos pueblos. Es la esperanza, un mundo mejor, en donde los canallas cubanos que huyeron de la Isla representan “la escoria malvada” dentro de una Revolución hecha “por los humildes y para los humildes”. México protesta enérgicamente por el muro que frena la huida de sus nacionales a un mundo con mayores posibilidades económicas y sin embargo no perdona a los cubanos que coge infraganti atravesando su territorio hacia los Estados Unidos.  Latinoamérica también se ha portado muy mal con Cuba y con los cubanos. Muy pocos gobiernos latinoamericanos han levantado la mano contra la tiranía de nuestro pueblo. ¿Nos declaramos sus enemigos?

Medardo Díaz Toledo, ministro de Informática y Comunicaciones
¿Y qué decir de China? Cuba ha firmado acuerdos a puertas abiertas, en las narices de todos, sobre tecnología de comunicaciones e informática. China está ayudando a Cuba a crear una red interna que impida a los cubanos conectarse con el mundo y filtrar la información que han de consumir los cubanos. En el Google de China las palabras «Revolución Cultural China» no genera la información correcta. No encontrarás en la red China fotos en donde aparezcan soldados chinos atacando al Tibe, ni alguna otra imagen inconveniente para la política de ese país. Ese tipo de ayuda es más estabilizadora para el gobierno de la Isla que cualquiera de otro tipo.

Si ahora pensamos en los empresarios españoles, como simples negociantes de este mundo, quienes al igual que cualquier inversionista, van a estar a la espera de sus oportunidades, esas que les permitirán aumentar sus capitales, ya nos va pareciendo el asunto un poco más normal. El gobierno Español, cumple con su deber sagrado, el más crucial de sus deberes, el de proteger los intereses de sus ciudadanos y desafortunadamente los cubanos desde 1902 no son ciudadanos españoles. Alguien debería responsabilizarse por nuestros intereses de cubanos y ese alguien está en esos consulados cubanos regados por el mundo en donde se trata a los cubanos como pedazos de mierdas, ese alguien te reprime, te encarcela y te mata si te expresas de una manera inconveniente para su política. Es el mismo alguien que dictamina que los extranjeros tienen derecho a enriquecerse con el sudor de los cubanos, sin darle a estos las garantías mínimas de ser pagados correctamente, tratados como ciudadanos con derechos y protegidos como nacionales, como ocurre con normalidad en el mundo civilizado. Creo que todos saben quién es ese alguien. 

Ya nos va pareciendo ridículo que se culpe a segundos gobiernos sobre las bondades que se ofrecen en Cuba para aquellos extranjeros que vayan allí a hacer negocios, o a explotar a los cubanos. Esos gobiernos buscan el beneficio de los suyos porque si el mundo es importante, siempre lo es tres pasos atrás de la nación que representan. Para colmo, muchos al hablar de estos empresarios, los igualan al resto de los ciudadanos de sus países. Por favor, un poco de cordura. No todos los ciudadanos de estos países pueden ser empresarios invirtiendo en la Isla, por la simple razón de que en esos países hay más obreros, campesinos, jubilados, pobres, mendigos y toda clase de ser humano que empresarios. Todo por una simple lógica, no pueden ser todos empresarios. Las expresiones tales como «los españoles explotan a los cubanos», ya no solo nos parecen de mal gusto, sino estúpidas.

Los españoles, en su gran mayoría, sienten simpatías por Cuba, porque a Cuba aun la consideran un territorio perdido. Cuando algo anda mal, un amigo suele consolar a otro diciéndole – No te preocupes, que más se perdió en Cuba – Cuba está allí, en boca de todos los españoles. No estaría mal un poco mas de respeto a quienes en realidad son nuestra gente, nuestros compatriotas. Démosle la responsabilidad de nuestras penas a quien realmente es el único responsable, al gobierno revolucionario cubano. Yo digo que, ¡ojala tuviéramos un gobierno como el español defendiendo nuestros intereses!