Entre Rodiles y Carromero, un abizmo

Está muy fresco el éxito de la seguridad del Estado donde consiguieron la auto incriminación de Carromero. Este insulso y débil protagonista de esa obra de teatro montada por la Seguridad del Estado Cubana, no conocía la poca vergüenza de un esbirro. El venía de una sociedad donde la justicia, más bien que mal, está montada sobre las bases de una Constitución que ampara una democracia. Los extranjeros no pueden comprender lo insólitas de nuestras historias y por eso les cuesta imaginarse su inclusión en ellas.

El caso de Rodiles es diferente. El conoce más de cerca la honestidad de estos personajes, que siempre aplican la máxima de: “no importa el método si el objetivo es lisito”. Y como para ellos ese objetivo lisito es defender su Revolución involucionada, se sienten comodos a la hora de aplicar cualquier procedimiento.

Sin dudas, habían analizado que necesitaban neutralizar a toda costa a Antonio Rodiles, lo mismo que a otros intelectuales de la disidencia. Ellos temen mucho más a los intelectuales porque estos aportan la cara más racional de la oposición al gobierno cubano. Ahora Rodiles está preso, pero siguen teniendo el mismo problema, el de silenciarlo.

Al gobierno de la Isla no le agrarian los protagonistas que actuan con su propio guión. Les resultan mejor aquellos actores que se ciñen a sus cánones a los que apodan «valores». En fin, que aquí se desborda un problema para ellos. Rodiles no va a leerse ese guión y veremos ahora como se les hace un lio el apuro que tenían por encerrarlo.